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Víctor, afilador e inventor

Guillermo Romero Zarazúa 

** Para 1980 llegó Bodega Aurrerá, me buscaron: “ándale ve a afilarnos, andan muchos, pero son muy pendejos”, por eso me mandaron llamar. 

En la acera de Matamoros, céntrica calle de Toluca, encontramos al señor Víctor Salinas Reyes, quien afila al menos una docena de cuchillos. Esperamos a que apague el motor de su máquina, en la que gira una piedra esmeril, y platicamos con él. 

Nos comenta que tiene un local donde afila cuchillos y otras herramientas en la calle Centenario número 46, en San Pedro Totoltepec, Toluca, México. 

Don Víctor se limpia el sudor y comenta que en la calle únicamente trabaja con contrato. “Tengo un contrato por 20 años con Super Compras, nada más vengo a afilarles a centros comerciales, Wal-Mart, Carrefour, Soriana, Bodega Aurrerá… voy además a restaurantes y congales sobre Tollocan, desde el Hotel del Rey hasta Lerma”. 

– ¿Cuántos años tiene afilando?

En 1958 empecé; le ayudaba al señor Marciano Reyes. En 1968, nos vimos en la Ciudad de México y le ayudaba. En 1969 se murió y me quedé con el negocio; era una rueda grandota. Antes, cuando enfermó don Marciano, me dijo: “mira ya me siento mal, no creo salvarme, tú sigue afilando, si te preguntan por mí, diles que estoy enfermo”. Yo tenía 14 años y me dice: “cuando cumplas 16 años, les dices la verdad”.  Así paso, les dije: `ya falleció don Chanito´. A los 16 años ya me daban a afilar los cuchillos de varios restaurantes y me dijeron `échale tú, afilas bien, sigue la chamba de él´, allá estuve 10 años, de 1960 al 70.

Después me vine y desde entonces estoy en Toluca. Era chiquito Toluca, la tienda grande era “Blanco”, llegué ahí y pedí trabajo `A ver qué tal afilas´. Les afilé algunos, entró con el patrón, no sé qué le dijo y regresó con una charola con 40 cuchillos y me dijeron que cada ocho días querían que les fuera a afilar. Cobraba a 20 centavos cada cuchillo. 

Llegó Comercial Mexicana en el 1976 y algunos trabajadores que me conocían me encontraron “¿qué pasó pinche chaparro, por qué no nos vas a afilar los cuchillos?”. Me dijeron que eran como 70 cuchillos y querían afilador. Fui, y la gerente, que era mujer, no pensó que podría, pero terminé y quedaron contentos, así me quedé con el trabajo. 

Para 1980 llegó Bodega Aurrerá, me buscaron: “ándale ve a afilarnos, andan muchos, pero son muy pendejos”, por eso me mandaron llamar. 

Cuando me di cuenta ya afilaba en Wal-Mart, Bodega Aurrerá, Carrefour. 

– ¿Usted ya tiene un ayudante que le enseñe a afilar?

¡No! Tenía un chalán, pero no afilaba bien y yo regresaba a afilar de nuevo. “¿lo cambias o buscamos otro afilador?”… mejor yo solito hago mis rutas y las trabajo. 

Para terminar, don Víctor nos comentó que él fue quien en 1970 inventó poner la piedra esmeril en bicicleta para afilar: “ya en 1975 lo inventé con motor eléctrico y para el año 2000 lo inventé con motor de gasolina, a la fecha soy el único, nadie trae este tipo de motor”, concluyó.