Agoniza derecha mexicana
Por José García Sánchez / Rebelión
El Partido Acción Nacional, (PAN) segunda fuerza electoral de México iniciará a mitad del periodo presidencial a hacer política como contrapeso del poder.
Los primeros tres años de gobierno transcurrieron con improperios en lugar de propuestas. Amparos, exigencias de renuncias, descalificaciones imperaron de manera poco ortodoxa en el Congreso mexicano.
A mitad del sexenio, el PAN se da cuenta no sólo que sostiene una estrategia equivocada, sino que lo debilita hasta casi perder el registro como partido al ver que sus miembros apenas alcanzan para cubrir el requisito mínimo de militancia.
En medio de divisiones internas, agudizadas por la reelección de su líder nacional Marko Cortés, impulsado más por complicidades que por capacidades, el partido empezó a crear grupos al interior que rechazan no sólo la política de la dirección nacional sino la de sus asesores, entre quienes se encuentra el ex secretario de Gobernación con Felipe Calderón, Santiago Creel Miranda.
Creel Miranda tiene el cargo de Presidente de la Comisión Política, encargado de la estrategia del partido y muy posiblemente hacedor de la política agresiva de su partido en el Congreso, cuya intensidad fue de menos a más llegando a reclamos absurdos y mostrando poca capacidad política y negados a cualquier tipo de negociación.
Ante la proximidad de la renovación de seis gubernaturas para 2022, en seis estados de la República, Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. El líder nacional del PAN afirmó que sólo podían ganar el primer estado, considerado un bastión tradicional del panismo, lo cual aumentó el descontento en sus filas. Con ello los roces que había entre éste y el actual gobernador de dicha entidad se convirtió en un pleito a muerte, de tal suerte que se dice que Martín Orozco Sandoval, prepara la derrota panista en el estado, donde encabezará la candidatura panista Teresa Jiménez, acusada en varias ocasiones por sus propios correligionarios como deshonesta.
A Tere Jiménez se le involucra por un fraude superior a los 600 millones de pesos cuando fungió como presidenta municipal de la capital el estado de Aguascalientes, así como a la presidenta de la Comisión de Justicia del CEN del PAN, Jovita Morín quien aparece como socia en la empresa MD Iluminación, a la cual se le adjudicaron la compra de las luminarias del ayuntamiento entre 2017 y 2019.
Con ese escenario el PAN se ve en la necesidad de solicitar diálogo al Presidente de la República porque al interior de su partido no hay mucho por hacer por conservar la cohesión y en el exterior su imagen se desgastó con la política violenta de sus legisladores. Santiago Creel, en su calidad de presidente de la Comisión Política, es decir, como artífice de la estrategia que no funcionó, pide diálogo al gobierno federal en general, pero específicamente al Presidente de la República, el encuentro lo solicita en Palacio Nacional, para un encuentro con Andrés Manuel López Obrador, pero éste le tiende la mano al diálogo a través de su secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, encargado de la política interna de México. El PAN lo acepta de buena gana y acuerdan una segunda charla, ahora con el CEN de su partido, también en el Palacio de Cobián, sede de dicha dependencia.
La búsqueda de diálogo con el poder es aceptada por el PAN, su urgente necesidad de consolidarse como partido político sólido lo obliga a aceptar pláticas en cualquier lugar con cualquier persona que designe López Obrador. El panorama de sobrevivencia del PAN como partido es cada día más riesgoso y la alianza electoral que conformaron el año pasado, a través del empresario Claudio X. González, se diluye día tras día, ante la incapacidad de éste de crear condiciones políticas y no violentas para convocar a otros partidos y conservar la unidad entre las organizaciones ya incorporadas PAN, PRI y PRD.
El PRD prácticamente no existe, perdió su registro en la mitad del país; el PRI está en pláticas con Morena, el partido en el poder, para sacar adelante en el Congreso la reforma eléctrica que se discutirá a mediados de enero de 2022. El diálogo es un medio para alcanzar un acuerdo, incluso un convenio legislativo que a Morena puede que ya no le haga falta para sacar adelante reformas, menos aún con el amago de Bertha Xóchitl Gálvez, quien le aseguró a Roció Nahle no sólo que no aprobarán la reforma eléctrica es que dice la panista que “nació muerta”.
Las senadoras se le salieron del redil a Creel y eso no sólo debe explicar al gobierno sino justificarlo y en caso de tener autoridad dentro de su partido, evitarlo. La oposición debe construir, proponer, que son también los factores esenciales del diálogo y en el PAN sólo se ven insultos y amenazas que rebasan a su presidente de Acción Política.
En realidad, el PAN está solo, pero ha dejado de practicar el ejercicio político durante tres años, lapso en el cual ha perdido las características mínimas de un partido de oposición contemporáneo: credibilidad, estrategia, certeza, cohesión, competitividad, influencia social, etc.
El vacío ideológico del PAN, divorcio de sus ideas que le dieron vida, su creencia de liderazgo y el extravío de un verdadero ejercicio político lo coloca ideológicamente a merced de los acuerdos con el gobierno. Mientras esto sucede la inercia de agresividad en el parlamento continúa con mayor ferocidad haciendo cada día más complejo el restablecimiento de un partido que merece una muerte más digna.
Foto tomada de Facebook