Alto a la guerra antizapatista
Por Cristóbal León Campos / Rebelión
**Foto: Mujeres zapatistas en Toluca, sembrando esperanza
La violencia se recrudece en Chiapas, donde grupos paramilitares, principalmente la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo, realizan ataques contra los pueblos zapatistas.
Desde el pasado 22 de mayo se denunció una agresión efectuada por dicha organización, en la cual resultó herido por arma de fuego Jorge López Sántiz, integrante del zapatismo, quien presenta secuelas graves por las heridas que le provocaron, esto, sin que las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto, ya que el actual Gobierno Federal, así como los poderes estatales de Chiapas, niegan el riesgo de la situación.
El pasado 8 de junio, se realizó una serie de actos a nivel nacional e internacional para exigir el fin de la violencia contra los pueblos zapatistas, así como denunciar el contubernio entre los paramilitares y los diferentes niveles de Gobierno. Ahora se suman nuevos ataques por parte de estos grupos criminales armados que forman parte de la guerra sucia e irregular que de manera permanente que se vive en Chiapas desde 1994, cuando aconteció la aparición pública del EZLN. Los pasados días 19, 20, 21 y 22 de junio de este año, se vivieron nuevas agresiones en contra de las comunidades Emiliano Zapata, San Isidro y Moisés Gandhi, ubicadas en el municipio de Ocosingo, Chiapas.
La situación es sumamente alarmante, ya que otra vez el silencio y la simulación del poder capitalista en México se hacen presente ante la violencia contrainsurgente y antizapatista, la negación de la gravedad de los acontecimientos hace, sin lugar a dudas, cómplice al Gobierno Federal de estos actos criminales. Además, la sola existencia de los grupos paramilitares ya resulta una evidencia de que el discurso del poder y la realidad de sus actos no están en simultaneidad, pues los gobiernos federal y estatal (de Chiapas) insisten en “desconocer” la clara intención de desplazamiento y provocación que sufren los pueblos zapatistas, lo que también viene a representar, como ya ha denunciado el EZLN, que el Gobierno de la 4T, en suma, no es otra cosa que la continuidad del régimen mexicano de opresión, pero vestido de otro color.
En un comunicado reciente, diversas organizaciones y colectivos han lazado una campaña de apoyo para exigir el fin inmediato de la guerra contra los pueblos zapatistas. En dicho documento se convoca a las siguientes acciones: “1) Denunciar las violencias contra las comunidades zapatistas, contra los pueblos de Chiapas y de México, y hacer frente al negacionismo con que se brinda impunidad a los grupos paramilitares. 2) Convocar a las personas de buen corazón de todas las geografías a presentar reclamos por escrito ante las representaciones diplomáticas mexicanas. 3) Acompañar, en la medida de las posibilidades de cada colectivo y persona, las acciones que se irán anunciando en los próximos días, así como organizar las propias”.
El proyecto zapatista ha dado vida a sus comunidades y ha significado el resurgimiento de la esperanza para los pueblos oprimidos del mundo, su ejemplo es vanguardia y su alcance han transformado la vida en sus territorios, donde puede observarse una lógica verdaderamente humana y diametralmente opuesta a la naturaleza egoísta e inhumana del capitalismo, lo que genera la animadversión de los grupos de poder regional, nacional e incluso internacional, que pretenden perpetuar la desigualdad y la explotación por sus intereses particulares. Por ello, a través de estas letras, nos súmanos a la exigencia internacional: ¡Alto a la guerra contra los pueblos zapatistas!