Nacional

AMLO: su popularidad y el control de los daños de su gobierno

Marco Antonio Oviedo

Para quienes, en forma mínima, les interese dar seguimiento a las acciones del gobierno del presidente Andrés Manuel, se habrán dado cuenta de que a toda acción gubernamental propuesta por AMLO, le acompaña de manera sistemática una respuesta crítica en contra.

Esta crítica, es propiciada en la mayoría de los casos por personas, políticos y organizaciones que están viendo afectados sus intereses económicos. Porque hay que recordar que la inmensa mayoría de quienes ostentan la riqueza en México, han sido beneficiarios de más de ocho décadas de gobiernos con los que se han coludido para beneficiarse mutuamente.

Sin embargo, también existe la crítica de quienes pensamos que los cambios o las acciones del gobierno federal para propiciar estos cambios, se están tomando sin medir las consecuencias inmediatas que ocasionarán. O en el último de los casos, porque son decisiones mal planteadas, mal planeadas y mal ejecutadas.

La cuestión es que, al inicio de este 2020, las encuestas de aprobación hacia nuestro presidente, muestran una baja con respecto al inicio de su gobierno. El Financiero lo ubica, a diciembre de 2019 con 72% de aprobación, 10 puntos menos que en enero de 2019 y 11 puntos menos que en febrero del mismo año. Los resultados de Consulta  Mitofsky le dan un 58.7 de aprobación en diciembre de 2019, 9 puntos por debajo de lo alcanzado en enero del mismo año. Es decir, una baja de 10 puntos en 12 meses de gobierno, de acuerdo a los datos aportados.

Otras encuestas, como las de El Universal, Reforma o México Elige,también dan cuenta de la caída en la popularidad del presidente López Obrador, durante su primer año de gobierno. Las menos serias, hablan de una caída de casi 20 puntos porcentuales. Lo cierto es que hay una tendencia decreciente en los niveles de aceptación del gobierno de la 4T.

Estos números y la caída en la popularidad del presidente tiene diversas aristas. Sería ingenuo pensar que sólo la crítica contumaz de sus adversarios ha logrado este efecto. Pensarlo así, sería tan aventurado como pensar que el gobierno actual está tomando las mejores decisiones y sus adversarios lo están boicoteando. Por lo tanto sería reducir este asunto entre la lucha entre los buenos y los malos, y no es así.

Desde mi punto de vista, el tema tiene de fondo otros elementos. El primero es que se están tomando decisiones buenas pero mal planeadas y mal ejecutadas. El segundo es que el presidente está tomando malas decisiones, en su afán por desmarcarse del pasado inmediato. El tercero es que no se están controlando los efectos colaterales de las decisiones tomadas. Y el cuarto es que la discursiva del presidente AMLO ya no está teniendo los efectos de los primeros meses de su gobierno. Hoy la gente cree menos en el presidente.

En los primeros dos elementos, correspondientes a las buenas o malas decisiones de gobierno, se ubican la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, el tema de las estancias infantiles, la crisis de abasto de gasolina, la consolidación de compras de gobierno en una sola dependencia, la estrategia de seguridad, el INSABI, la política migratoria, la política de austeridad y la lucha en contra de la corrupción gubernamental, esta última por el manejo político discrecional y gris que se le ha dado.

Todas estas decisiones, a excepción de la lucha en contra de la corrupción, han tenido y están teniendo efectos nocivos a la población. Con la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, no sólo se perjudicó a más de 40 mil trabajadores y sus familias, sino también a miles de trabajadores y micros y pequeñas empresas de servicios de la región que esperaban verse beneficiadas con la puesta en marcha de este aeropuerto.

Con el asunto de la cancelación del programa de las guarderías infantiles, miles de familias se vieron afectadas. Con el desabasto de gasolina en los primeros meses de 2019, cientos de miles de automovilistas (personas) sufrieron la crisis de este energético (los buenos dicen que por la lucha en contra del huachicol y los malos dicen porque AMLO ordenó cancelar contratos de importación de gasolina, vaya usted a saber). Con la consolidación de compras en una sola dependencia, se propició el desabasto de medicamento y cientos de miles de personas fueron afectadas. Es cierto, se logró desarticular una red de corrupción en la compra de medicamentos pero el efecto fue negativo para los demandantes de servicios médicos.

Así, la estrategia de seguridad (pronto a cambiar), la implementación del INSABI, la política migratoria, la política de austeridad. Todas y cada una de ellas están dejando afectaciones directas en el ciudadano. Y es ese ciudadano el que ya no está dándole su voto de aprobación al presidente Andrés Manuel.

Así, entramos al tercer elemento, que es el control de daños. En este tema, es por demás visible que el aparato de gobierno del presidente no cuenta con personas capacitadas para administrar la crisis, tampoco cuenta con políticos para mitigar los efectos adversos de sus buenas o malas decisiones de gobierno. La gran mayoría de sus entes políticos o están en el legislativo o están peleándose por la dirigencia de Morena.

En cuanto a la lucha en contra de la corrupción, que fue una de sus principales banderas electorales, no hay nada. La inmensa mayoría de corruptos hoy gozan de cabal salud, y de acuerdo a las encuestas de aprobación, ni la orden de aprehensión en contra de Emilio Lozoya y en contra de Rosario Robles, le han valido ganar puntos de aprobación a su mandato.

Así que no es sólo la crítica falaz de los adversarios al régimen actual lo que está demeritando las buenas intenciones de AMLO, sino los efectos de sus malas o buenas decisiones, a forma de llevarlas a cabo y las estrategias para aminorar sus efectos.. 

Por lo que hace a las denominadas “mañaneras”, desde hace meses comenté que han dejado de cumplir con su propósito. La dialéctica de la dinámica de nuestro país, acabará por ubicar al presidente López Obrador, en un sitio que él nunca esperaba. Hoy las “mañaneras” ya son vistas como un afán AUTORITARIO por imponer la agenda política de México, paradójicamente por lo que AMLO luchaba en contra.

marcoov57@yahoo.com.mx