Brenda Cecilia, “Chuparrosa”: nuestro amor es como el viento, no lo vemos pero podemos sentirlo
LA COLUMNA ROTA/ VERÓNICA VILLALVAZO (FRIDAGUERRERA)
“Siempre se ha dicho que el tiempo cura todas las heridas. No estoy de acuerdo. Las heridas permanecen. Con el tiempo, la mente, para preservar su cordura, las cubre con tejido de cicatriz, y el dolor disminuye, pero nunca se va”. Rose Kennedy
Brenda Cecilia Guzmán Nava, a quien cariñosamente llamaba su familia Ceci, nació el 16 de octubre de 1996 en la comunidad de Maravatio del Encinal Salvatierra, Guanajuato, era hija de Francisco Guzmán Camargo (maestro de profesión) y de Imelda Nava Arreguin quien en su momento también trabajo como personal administrativo para la SEP. Su nombre lo eligieron entre los dos ya que Imelda quería que se llamara Brenda y Francisco como en sus tiempos libres se dedicaba a la música quería que se llamara Cecilia, haciendo así alusión a la patrona de los músicos (la Virgen de Santa Cecilia).
Yudith hermana de Ceci, recuerda: “Un día mi papá se encontró un colibrí tullido (Que está imposibilitado para moverse o para mover alguno de sus miembros.) debajo de un mezquite y lo envolvió, cuando abrimos la sábana el colibrí voló a mi papá entonces se le ocurrió comenzar a decirle a Ceci chuparrosita porque decía que se parecía a ese colibrí y en ese momento Ceci se convirtió para toda la familia en la Chuparrosita, y así le decíamos de cariño la chuparrosa”.
Provenientes de un hogar sólido, lleno de reglas, respeto, límites, pero siempre con mucho amor. Educadas por padres afectivos, quienes les inculcaron valores y unión familiar. Una familia fuerte desde su origen, desde los abuelitos, tíos y primos.
Ceci era la menor hija de este matrimonio, Yudith y Yessica son las dos hermanas mayores. Ceci era la más pequeña quien estudiaba psicología, ella quería seguir trabajando con niños, pero desde la psicología educativa. Sus hermanas mayores son maestras,
Cuando Ceci tenia quince años el padre de familia murió a consecuencia de un cáncer terminal en el colón, gracias a la profesión, a los años de servicio (casi 30 años y doble plaza) le dejó una pensión que le alcanzaba para poder estudiar y darse algunos gustos como ropa, uñas, accesorios de moda, ella siempre buscaba algo nuevo qué hacerse.
Cecilia tenía 22 años descrita por su hermana como autentica, risueña, vivaz y muy coqueta; le gustaba siempre andar arreglada,
La pequeña Chuparrosa, estudio preescolar, primaria y secundaria en su comunidad, la preparatoria la realizó en Salvatierra, Guanajuato, pero cuando llego el momento se fue a la Ciudad de Celaya, donde estudió psicología en la “UNIVERSIDAD DE CELAYA” mejor conocida como UNI.
Ceci pernoctaba de lunes a viernes en Celaya, Imelda la madre de familia estaba enferma, situación que mantenía a Ceci cerca de su casa, solo la separaban 40 minutos por lo que en ocasiones iba y venía de la Universidad a casa.
A sus 22 años le gustaba mucho pasar el tiempo con sus sobrinos le encantaba jugar con Francisco el hijo mayor de su hermana Yudith, ella decía que era el amor de su vida que no iba a tener hijos porque sentía que no los iba a querer como a “su Panchito”; él por su parte también la quería muchísimo tanto que a la fecha está tomando terapia psicológica porque no ha podido ni procesar, ni vivir su duelo ante la pérdida de su tía Ceci.
También le gustaba pasar tiempo con sus amigos y su novio, cuidadosa de su persona también le gustaba ir al gimnasio aunque no era muy constante, le gustaba mucho el maquillaje, sabia poner uñas y algunas cosas relacionadas con la estética, cuando murió su papá ella se apegó mucho a su hermana mayor. “Me decía que yo era muy parecida a él que cuando estaba conmigo sentía que una parte de él estaba con ella. Siempre me confiaba sus cosas, sus preocupaciones, sus deseos incluso sus miedos de alguna forma creo que pensaba que yo podía protegerla y así trate de hacerlo”. Narra Yudith.
En marzo de 2018 su mamá le compró un coche un Beetle 2012, color rojo, su familia la recuerda feliz con su auto, “parecía una niña pequeña con un juguetito nuevo”. Sin embargo, a alguien no le gustaba esa felicidad, fue cuando comenzaron las señales que tal vez no se alcanzaron a ver.
Quince días antes al día en que cambiarían sus vidas para siempre le rayaron su coche en la parte de la cajuela. A Ceci le causó mucha conmoción, su hermana comenta la enorme tristeza que la embargó, porque quería mucho su carro. Ocho días posteriores a los primeros rayones volvieron a hacerlo pero en esa ocasión fue a lo largo de todo el contorno, a decir del hojalatero que lo arregló fueron rayones hechos con mucho coraje por la profundidad que tenían, de hecho le quedaron cicatrices en el metal; cuando todo esto pasó ella duró algunos días triste y pensativa. Yudith le preguntó si tenía miedo y si alguien estaba molestándola a lo que ella contestó que no, que ella estaba tranquila pero muy triste porque le habían dejado su coche todo feo.
Sus hermanas y madre, constantemente la visitaban en Celaya, a Imelda le gustaba estar al pendiente de ella, Ceci, disfrutaba mucho esas visitas. Yudith, rememora los últimos días que sin saber pasaron juntas. El domingo 14 de octubre antes de que todo se desmoronara “fuimos a dejarla a la colonia Villa del Romeral donde vivía con su amiga Pau como ella le decía de cariño, y había una pequeña feria subimos a los niños a los juegos y compramos algo para cenar con ellas, recientemente también la hermana de su novio vivía con ellas. El martes 16 de octubre era su cumpleaños número 22 y como mi mami tenía que ir al dentista pasamos por ella a la Universidad y fuimos a comer, después nos fuimos al dentista con mi mamá y de ahí la llevamos a su casa a eso de las ocho de la noche más o menos. Nos invito a pasar pero ya no nos entretuvimos porque se veía que iba a llover, nos dijo que le marcáramos cuando llegáramos, pero ella me marcó primero a eso de las diez de la noche. Nunca pensé que sería la última vez que escucharía su voz, duramos hablando cerca de media hora y colgamos porque nos dijo que estaba un poco cansada y como al día siguiente saldría de viaje a la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, por un congreso de la Universidad decidimos dejarla descansar. Eran cerca de las diez treinta de la noche cuando colgamos la llamada”.
El 17 de octubre del 2018, la familia refiere que todo parecía normal, jamás imaginaron la pesadilla que estaba a punto de empezar. Cada uno de los miembros de la familia hicieron su vida normal, acudieron a trabajar, luego del horario laboral Yudith, su esposo, su hijo e Imelda acudieron a una convivencia familiar con la familia del esposo de Yudith, en Moroleón.
Aproximadamente a las catorce horas de ese 17 de octubre, Yessica la segunda hermana de Ceci, se comunicó con Yudith, “¿Yuli estas cerca de mi mamá?, Le respondí que si, -y me dijo aléjate-, yo le dije, ¿ya, qué pasó? Y me dijo es que tengo agregado a mi faceboock un noticiero que se llama (el hijo del llanero solititito), y dice que algo paso en la casa de Pau, le dije pero ¿qué dice que pasó? y me respondió, dicen que hay una mujer muerta pero no dicen quien, por favor háblale a Ceci porque no me contesta”. Yudith y su esposo, empezaron a intentar comunicarse con Ceci, sin embargo, el celular mandaba a buzón directamente, revisaron la información que se encontraba en redes sociales, para verificar si era la casa, en ese momento dieron el nombre de Ceci. Yudith, le comunica a su mamá que algo pasaba en casa de Ceci, en el camino Yudith explicó a Imelda lo que habían visto en redes, al llegar al domicilio, policías de investigación confirmaron lo que pedían a Dios no fuera verdad.
“Quien estaba dentro sin vida era ella, mi hermanita a la que apapachaba, a quien peinaba, y arreglaba de chiquita… era mi Ceci”. Ceci fue encontrada degollada, para asesinarla utilizaron un cuchillo que se encontraba en su casa, simularon una violación, dejando supuestos rastros de ello, sin embargo, la necropsia arrojó que no hubo violación. Como siempre se presentó la revictimización contra Ceci y su familia, rumorando que siempre había fiestas en esa casa, y un sinfín de rumores mal infundados.
Han pasado tres años del cobarde crimen, las autoridades de la Fiscalía del Estado de Guanajuato, no les han dado ni siquiera claridad de qué fue lo que realmente sucedió. Les han cambiado al Ministerio Público en tres ocasiones. Yudith entregó una carta al Gobernador del Estado Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, “pidiéndole, implorándole su intervención, carta que lo único que hicieron fue reenviar a la Fiscalía, me hablaron pero para lo mismo: Decirme que siguen trabajando en el caso”.
El infierno se repite una y otra vez, una mujer que fue formada con valores, confiada y llena de sueños fue asesinada, la indolencia de las autoridades ante la falta de respuestas para la familia, no crea más que escenarios de incertidumbre en torno al tema. No hay crimen perfecto, pero pareciera que las autoridades de Guanajuato centran sus esfuerzos en dar carpetazo a los casos, sobre todo cuando los feminicidios en la entidad crecen a diario. Yudith desesperada me escribió para pedirme que hagamos eco al grito de JUSTICIA.
Como siempre les compartimos la voz de quien hoy es su voz, Yudith, escribe la siguiente carta para su hermanita menor, quien ahora forma parte de las Voces de la Ausencia.
CARTA A CECI
Han pasado tres años mi pequeña chuparrosita desde que emprendiste tu vuelo, dejando detrás de ti tanto dolor, sé que no fue tu culpa pero ¿sabes? mi mamá te llora todos los días piensa que no la vemos pero lo hace. Tú Panchito te idolatra no hay un día que no ponga en tu retrato un beso, una flor o un caramelo, tu Leah o el cuyito como tú le decías ha crecido mucho y es muy inteligente y Gema parece tu retrato cuando tenías su edad es idéntica a ti.
Quisiera poder decirte que después de estos años ha pasado un poco el dolor pero no es así. Yesi y yo tuvimos que hacernos fuertes para apoyar a mamá pero no tienes idea de cuánto te extrañamos; extraño escuchar que digas “ya llegue Yuli” bueno casi nunca me decías así siempre fui o la “guajo”, o “”kuki, o tu preferido, “Willy”. Yesi extraña mucho que le digas: -consígueme el permiso para ir a tal lado-, -hazme el paro con mi mamá-.
Sabes Ceci: no sé quién haya hecho esto, ni por qué y no tienes idea de lo asustada que estoy. Porque si eso te pasó a ti siendo tan linda y seria. Como acá decimos que con nadie te metías, qué podemos esperar los demás, nos aterra pensar que hay tanta maldad allá afuera. Maldad que conocimos el día que te arrebataron de nuestro lado. Ya se acerca diciembre tu mes favorito porque te la pasabas acá en Maravatío, divirtiéndote y claro comprando ropa y zapatos.
A menudo cuando nadie me ve, me permito llorar, escuchando tu voz y tu risa en el último audio que me enviaste. Te queremos tanto no entiendo cómo hemos podido soportar tanto dolor, lo único que nos consuela es saber que estas con papi y que él puede cuidarte ya que al parecer yo le falle.
¿Sabes? a veces creo que nadie nos escucha que nuestro dolor se ahoga en un grito que ni Dios puede escuchar: porque sabes en ocasiones también pierdo la fe, no sé quién y por qué te hicieron esto y por más que busco respuestas no logro encontrarlas. No sé por qué, y, no me explico cómo hay casos que se resuelven tan rápido y el tuyo parece estar estancado, no sé si es porque a nadie más que a nosotros nos importa o porque debemos resignarnos a nunca tener ni justicia ni respuestas.
Sabes mi Ceci aquí en casa sigue tu cuarto y tus cosas intactas, tal vez porque tengo la esperanza de que algún día me despierte y te vea corriendo de arriba abajo de la casa buscando tu blusa, tus zapatos o maquillándote, porque quizá un día vuelva a escuchar: Ahorita vengo mami, no me tardo. Pero todo está como lo dejaste, como a ti te gustaba tenerlo.
Te queremos Ceci y siempre será así, recuerda que nuestro amor es como el viento: no lo vemos pero podemos sentirlo.
noviembre 2021
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
P.D. Cada uno de los textos expuestos en este espacio, son con autorización y acompañamiento de las víctimas. Porque solo somos la extensión de su grito de justicia.
@FridaGuerrera
@vocesDLAusencia
fridaguerrera@gmail.com