Bryan Ferry, ¡oda al canto peregrino!
Silencios Estereofónicos
Félix Morriña
Sol que ilumina, pero no calienta, y cuando lo hace, quema, asa piel, carne y sentimiento. Quema como ese amor a dos mil 600 metros sobre el nivel del mar, en el altiplano mexiquense, frente al volcán Xinantécatl, Nevado de Toluca. Quema como el hielo volcánico, ese amor mío necesario y cenizo para mi primer escritura en mi apasible nueva morada, este iluminado blanco espacio con pasillo ornamentado de improvisadas macetas caseras de barrio y una zotehuela de servicio, desde donde veo a la lejanía los cada vez menos boscocos cerros que rodean al Valle Matlatzinca, para recibir al padre Sol, como la madre Luna y los pesados fílmicos bancos de niebla y helada lluvia de tenue a constante con fortísimos tronidos del cielo, que disfruto como si se tratasen de la película “Paisaje en la niebla” del genial cineasta griego Theo Angelopoulos (1935-2012).
Tras el matinal pesado banco de niebla con agua nieve, suspiro al amanecer con el tenue, tímido, pasmado, discreto y sigiloso Sol en mi rosto. Agradezco un día más de vivir la oportunidad y un día menos en la existencia. El ritual del café con café hace que me concentre más, cerrando suavemente los ojos, para escuchar la obra maestra “The Platinum Collection of Bryan Ferry & Roxy Music” (Virgin Records, 2004), el box set de tres maravillosos discos que contemplan la síntesis de vida y obra de uno de los grupos y cantantes-hombre orquesta más trascendentales del orbe, cuyos exigentes melómanos del Pop Art y Avangarde del Siglo XX siguen pregonando su música.
En pleno 2023, el inglés Bryan Ferry de 78 años, sigue tan elegantemente propositivo, actual, como distinguido por su exquisito sensual estilo y erótico lenguaje lírico musical de primer nivel, que varias nuevas generaciones detrás nuestra, deberían aprenderle. Nadie como un ex Roxy Music invitando al mejor talento del orbe multiracial sobre el respetable entarimado. Nadie como Bryan Ferry para incluir a la mujer como eje cartesiano de sus conciertos. No se puede concebir la vida de Bryan Ferry sin la presencia femenina, como yo.
Cuando me preguntan las jóvenes bellas féminas lectoras de este espacio narrativo sobre ¿quién me falta por ver en vivo y en directo que admire, después de 35 años de carrera? Sin duda, nunca vi a Roxy Music, y por poco se nos hace a los mexicanos ver a Bryan Ferry en el Teatro Metropólitan hace muchos ayeres, pero se canceló y pasó a ser un rumor perdido en un banco de niebla. Otra cosa hubiera sido en mi vida, en su justo momento, a finales del siglo XX, ver sobre el escenario a un ente como el señorón Ferry cantar con esos trajes de ensueño “More Than This”, “Avalon”, “Jealous Gay”, “Don’t Stop The Dance”, “Slave to Love”, “Kiss and Tell”, “I Put A Spell on You” y “A Fool for Love”, entre otras que escapan a la memoria, pero reafirman el buen gusto.
Por cierto, Bryan Ferry ha sido mi compañero musical en esta transición de constantes y sorprendentes cambios, sin tiempo para asimilar por completo mi peregrinar, con el respectivo cambio de casa, por eso los Roxy Music hacen oda al canto peregrino a mi lado. El café con café me invita a la contemplación del amoroso bailoteo de un par de moscas frente mío, previo a la meditación profunda para escuchar el diminuto sonido del perpetuo etéreo silencio en mi derredor.
II. Recuerda que lo que consideras basura, para otros es sustento
Justo en el reacomodo de la memorabilia, la limpieza y desecho de lo que ya no me sirve, pero a otros sí, tengo en mis manos lo que para muchos ya no existe en el mercado funcional, o ya no sirve porque dejó de ser útil; lo que era arte objeto a finales del siglo XX, hoy es arte objeto obsoleto que trasciende en el reciclaje del basurero cotidiano, como esas diseñadas y sofisticadas tarjetas de presentación ejecutiva de transnacionales en México; como las tarjetas Ladatel con diseños de carteles de películas mexicanas, entre ellas, la serie de películas en las que actuó Germán Valdés “Tin Tan”; las tarjetas de crédito que muestran la transición histórica del dinero y la banca mexicana a través de sus diseños; infinidad de pilas de todos precios, tamaños y marcas, como de cargadores de los primeros celulares existentes en el planeta, que ahora todo yace en el museo del desecho y del reciclaje… o en el recuerdo.
III. Casa Truco y los Silencios Estereofónicos
Trato de entender para comprender los silencios de la morada que me da hogar. Escucho sus sonidos, susurros, aprecio luz, iluminación, plantas, recuerdos, sensaciones y el entorno emocional de Norte a Sur, de Este a Oeste con helada agua bendita del cielo que me cobija y protege. Este cambio, huele a pasto recién cortado de tu entrepierna, razón suficiente para continuar con paciencia de paciente hasta saborear las delicias esperadas mujer Nena Cuca volcánica, Malinche matlatzinca, a quien venero, y a través suyo, conecto con el Universo y rindo pleitesía a todas y cada una de las féminas que me han acompañado a lo largo de mi historia; así como también entrañables amigos que me han ayudado a llegar hasta aquí y ahora.
Registro los olores de la casa, como yacen los tuyos en la memoria mía. Escucho tus palabras con la atención que amerita la calma, como tiempo sostenido, para agradecer todo lo que la inspiración logra a través de lo mejor que sabe hacer cada uno. Vivo en Casa Truco, porque tiene la peculiaridad de funcionar de esa manera. Cada detalle tiene su truco y eso al principio incomoda pero luego ayuda si lo encausas a favor.
Saco de su maleta a #Petra, la mecánica máquina de escribir Smith Corona para ejercitar los dedos y mantenerla funcional, mientras disfruto a plenitud “Kiss and Tell” en mi viejo reproductor Sony para discos compactos y casetera, como un homenaje vintage a Bryan Ferry, porque precisamente en la introducción de la rola, se escucha el teclado de una máquina de escribir, como sentido homenaje a la escritura.
Afuera llueve, afuera está helado el clima; adentro amor, hay fuego, iluminación, conciencia, conocimiento y una inagotable fuente de saber para ser y estar “Cantando bajo la lluvia”. Aguardo el momento. ¡Así sea!
¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!
Bryan Ferry en concierto:
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