¡Cuba sí! ¡Yanquis no!
Isaac Ocampo García
**Como no emocionarnos al máximo cuando leíamos, por ejemplo; “La Historia Me Absolverá”. La defensa que Fidel Castro Rus, hace de sí mismo en la cárcel de Pinar del Río. Y aún más emocionados, cuando se leía: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
Lo que sucede hoy en Cuba, debido seguro a los problemas económicos y políticos por los que atraviesan los cubanos. (Como sucede en todo país y pueblo con este tipo de problemas: diría el Pecas)
Para poder decir y/o admitir que estamos o no a favor de las protestas que hoy se llevan a cabo en la Isla contra el gobierno, seguro dependerá de lo que pensemos acerca del pueblo cubano y de sus gobernantes. Esto último, digamos que tratando de ver a través de su historia más reciente. Es decir, desde la lucha contra el dictador Fulgencio Batista, su derrocamiento, y la instauración del régimen castrista.
Fue, me parece, en los años 50-60 cuando “estuvo muy de moda” el llamado “Foquismo cubano”. Es decir, cuando “todo mundo”, sobre todo los estudiantes, leíamos con verdadero entusiasmo todo aquello que nos hablara de Cuba y de cómo fue que en su territorio de dio la consabida revolución.
Leer acerca del Ataque al Cuartel Moncada, del apresamiento, entre otros muchos jóvenes, de Fidel y de Raúl Castro Rus. Conocer, de la llegada de éstos a México, de su estancia en Toluca, y de los preparativos en sí, para posteriormente a bordo del Gramna, entrar a territorio cubano por “Las Coloradas” a hacer la revolución.
Anterior a ello, el encuentro y relación, en ese entonces, con el Dr. Ernesto Guevara de La Serna. Y si uno leyó todo aquello, repito, con verdadera emoción, como el saber de Camilo Cienfuegos, y de que junto con Guevara (ya Che) “eran de los primeros en entrar en combate, y de los últimos en salir del mismo”, como relata María Antonia.
Conocimos (a través de los libros o de revistas como el Life, por ejemplo, la entrevista de Matthews, a Fidel Castro, en Sierra Maestra) de como el Che a través de la radio enviaba los mensajes del M-26 a la población: “Desde la manigua redentora, Radio Rebelde…”.
En fin, la emoción bárbara de cuando los barbudos y greñudos del Movimiento 26 de julio (M-26) entran en la Habana aquel enero de 1959.
Como no amar todo aquello de la Revolución cubana, si ello mismo como jóvenes que éramos nos representaba en nuestros anhelos de libertad y de justicia. Como no emocionarnos al máximo cuando leíamos, por ejemplo; “La Historia Me Absolverá”. La defensa que Fidel Castro Rus, hace de sí mismo en la cárcel de Pinar del Río. Y aún más emocionados, cuando se leía: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
Pero ya en el poder, la “desaparición” de Camilo Cienfuegos (En plática con mi madre al respecto, recuerdo que me decía: qué cabrón, pinche Fidel, ya se quitó del camino a uno de sus dos brazos, al rato se quita al Che, y así poder tener el camino libre para hacer con el poder lo que le dé su gana… a lo que yo repelía; cómo crees. Pero…)
Vino lo del Che en Bolivia, aunque ya antes había habido desacuerdos entre el Che y Fidel, como por ejemplo, por lo que Guevara les fue hacer a los soviéticos en el mismo Kremlin.
En fin. Fidel Castro y su hermano, encabezando un grupo de incondicionales y con la bandera de un supuesto socialismo (Y, hasta comunismo, si se quiere), es decir, con el Partido Comunista Cubano, se anquilosaron en el poder, no dejando ni permitiéndole a nadie más, ejercer el mismo. Es decir. Sólo el Partido Comunista Cubano (PCC) como única y sacrosanta propuesta política. Otra propuesta o alternativa político ideológica, eso era (Y es) ir contra la revolución.
En resumen, y en esto último. La revolución se olvidó de educar y de preparar a los relevos en el gobierno. Un olvido, quizás… muy… a propósito.
(Ps. Si me dicen que “ya volteé bandera”. Entonces no expliqué bien la cosa)