En México encontré el amor de mi vida: El Wilson

Guillermo Romero Zarazúa

¿Se acuerda de Armando, mecánico de profesión, apodado “El burro”, que dirige la casa del migrante en Metepec “Hermanos en el Camino”? 

Nos platicó que en la casa del migrante que él atiende, en este momento hay 54 migrantes. Le preguntamos acerca de las actividades que desarrollan, “por ley no pueden hacer nada, lo único que reciben es ayuda, ellos no pueden trabajar… por ley”.

Explicó que allí se les proporciona lo esencial para el aseo personal, además de alimento y ropa. Dejó claro que la ropa es la que recibe de donaciones y que la reparte de manera inmediata. “Recibimos ropa en buen estado y limpia, y si es nueva mejor, además verduras, sopas, aceite, café, azúcar, arroz y frijol”. Confirmó que la gente de la sociedad civil es quien lo apoya, se quejó del poco apoyo del gobierno de Alfredo del Mazo: “recibo nada más una despensa diaria, pero son despensitas así, chiquitas”. Aseguró que las despensas son como las que reciben las de las tarjeta rosa; ni del gobierno federal ni del municipal, del municipio, nada ¡ni un cacahuate! 

Seguimos en la pobreza extrema. De la vigilancia, aceptó tener una patrulla a toda hora afuera de la casa del migrante, “son medidas cautelares por tratarse de migrantes”. 

Comentó que en los siete años que lleva la casa hogar ha habido unas tres riñas, por fricciones “me empujaste, agarraste mi jabón, mis cosas y es que son muchos migrantes”. 

Aquí los vecinos de la colonia Casa Blanca, me han dicho muchas cosas, ¡hasta ratero! por ayudar a la gente, pero esta es mi vocación, tengo 17 años ayudando a migrantes.   

Allí, frente a Armando, estaba un hombre moreno. No me dijo su nombre, tampoco quiso ser retratado, “No, así nomás, me dicen el Wilson. Soy de Honduras, conocí una dominicana, llegué a la Ciudad de México y me vine a Toluca. 

Llegué a la capital por “La Bestia”, el tren. Entré como migrante. Me fui a las vías del tren y lo monté. Eso fue en Tenosique, Tabasco. Esperé como una semana; en ese tiempo no pasaba diario el tren, tenía que aguantar hambre y los piquetes de los moscos, muchos caminaron, ya no tenían para comprar comida. Me subo al tren y bajo en Veracruz, de ahí tomo otro a Puebla, y de Puebla otro para el Estado de México, a Lechería. 

Corrí con buena suerte, me asaltaron tres veces en una semana, eso me pasó en Chiapas, me quitaron la ropa, los zapatos y las monedas, me amagaron con pistola. Sin zapatos, busqué la manera de hablar con mis hermanos que están los Estados Unidos, me mandaron dinero y me compré zapatos, ropa y continué el viaje. 

Nos comenta que su principal objetivo era ir a Estados Unidos; después se me quitaron las ganas de ir allá, encontré un amor y me junté, ya tengo dos niños mexicanos. Soy diseñador gráfico y hago artesanía, aretes, pulseras, collares, los vendo en los cruceros y camiones. Me voy a quedar más tiempo en México. Lo que quiero es regresarme a mi pueblo y vivir feliz con mi mujer e hijos.