Feminicidio: ¡Llamado a la memoria!

LA COLUMNA ROTA/ VERÓNICA VILLALVAZO (FRIDAGUERRERA)

“No permitamos que se opaque la memoria, no nos privemos de saber cuál es la verdadera historia porque somos parte de ella. Todos podemos, desde la toma de conciencia y el compromiso, acompañar a quienes luchan por la identidad y la justicia en nuestro país, pero sin anclarnos en el  rencor y la venganza… ¡NUNCA MÁS!”  León Gieco.

En las historias que compartimos con ustedes en este espacio, siempre las narramos en compañía de las familias, porque son las únicas autorizadas para hablar de ellas. Es por esto que no podemos narrar algo de Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, porque no tenemos contacto directo con su familia. Únicamente lo haremos para condenar y exigir justicia como lo hacemos día tras día al documentar los feminicidios en todo el país.

El pasado 25 de abril una reportera de un medio internacional me preguntaba. “¿Por qué es tan urgente la situación ahora, comparada con otros momentos de violencia en México?”. Cuando leí su pregunta sentí un hueco en el estómago. Molesta he de aceptarlo que tajante le contesté. -No, no es ahora, todos los días lo son. Que los medios impulsen un caso más que otro, solo refleja la ignorancia de la sociedad y (de los medios) ante los feminicidios que todos los días registramos-.

Esa pregunta me confirmó lo que pensaba y pienso cada vez que se le da más visibilidad a un caso que a los que a diario padecemos. Cuando leo o veo que el feminicidio de una mujer o niña es replicado una y otra vez por los medios actuales, me preguntó. ¿De verdad no se han dado cuenta de la magnitud que durante años hemos vivido en este tema?

Tristemente todo indica que en este sexenio se debe golpear con todo al Gobierno Federal.

Y entonces la memoria se queda ahí solo como un accesorio que no se usa.

Es muy lamentable cada feminicidio, cada niña o niño asesinado en este país. Pero lo ha sido desde hace muchos años.

Tenemos claro que durante años en el país han sido asesinadas miles de mujeres, datos que en la mayoría de las ocasiones son entregados por “reconocidos Organismos Civiles”, aquellos que marcaban y siguen marcando la pauta para determinar si se ven o no.

La lamentable desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, resaltó y resalta la injusticia, impunidad, falta de credibilidad al gobierno mexicano, que en aquellos años mantuvo en el poder a un Presidente falto de ética y sensibilidad, como Enrique Peña Nieto, un Gabinete lleno de “amigos” del presidente, quienes a diario minimizaban los hechos de Ayotzinapa, Tlatlaya, Apatzingán, Tanhuato, Nochixtlán, las fosas clandestinas en todo el país, agravio tras agravio que dejó invisible el Feminicidio. Y que, pese a ser eventos conocidos por el pueblo, tampoco se les hacia justicia, hasta ahora por lo menos algunos de esos casos están siendo revisados, pero el feminicidio pareciera sigue sin obtener interés en quien define a lo que se le da importancia en México. El presidente.

En México son asesinadas aproximadamente de nueve a diez mujeres todos los días, la saña con la que las asesinan es cada vez mayor, mujeres dejadas en desagües, canales de aguas negras, en lotes baldíos, en matorrales, encobijdas, enmaletadas, en bolsas de plástico, quemadas, descuartizadas, violadas, y también asesinadas en el único lugar seguro que tienen… sus hogares, exterminadas por parejas, ex parejas, amigos, padres, hermanos o desconocidos.

Citando a Marcela Lagarde, “El feminicidio es un crimen de Estado” y al Estado Mexicano lo único que le ha interesado es negar las cifras, cerrarse a la verdad, a las historias, justificar a través de medios de comunicación (en aquellos años) afines a esos sexenios que realizaron acciones para evitarlo, cuando sabemos que no fue así. 

Carlos Salinas de Gortari (Mandato presidencial: 1 de diciembre de 1988 – 30 de noviembre de 1994, justo dónde inicia el periodo más cruento en contra de las niñas y mujeres)

Ernesto Zedillo (1 de diciembre de 1994 – 30 de noviembre de 2000). Se agudizan las desapariciones y feminicidios en Ciudad Juárez. El grito que no se alcanzó a escuchar dejando que imperara el mensaje de impunidad y creciera a la magnitud en la que hoy se encuentra.

Vicente Fox (1 de diciembre de 2000 – 30 de noviembre de 2006) Lo único que atinó fue crear malogradas Instituciones, como la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM), Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), que hasta el momento no tenemos claro cuáles son sus funciones.

Felipe Calderón Hinojosa (1 de diciembre de 2006 – 30 de noviembre de 2012) En este periodo se agudizan las violencias en contra de las mujeres luego de la declaratoria de guerra fallida contra “la delincuencia organizada”, entonces se dio mucho mas la pauta a la impunidad, y la justificante de que las mujeres eran asesinadas por la “delincuencia organizada”.

Enrique Peña Nieto (1 de diciembre de 2012 – 30 de noviembre de 2018). Cabe resaltar que este sexenio vacuo, fue dónde se incremento el feminicidio a diez mujeres desaparecidas y diez mujeres y niñas asesinadas a diario.

Para cada uno de esos, ex mandatarios, los feminicidios jamás tuvieron la relevancia necesaria para ser tomados en cuenta, erradicarlos y atender a las miles de familias afectadas; mucho menos aceptar la gravedad y las secuelas que esto nos dejaría. Consecuencias que hoy se palpan por más que intentemos negarlo y nos consolemos en un, “pero es el pasado”. Recordemos que “Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores”, Paul Preston.

En 1994 se hablaba de cuatro a cinco feminicidios al día en el país, Peña Nieto afianzó con diez mujeres asesinadas a diario en el México Feminicida.

Sí, la sentencia de muerte para todas inició con el Salinato, se agudizó años posteriores ante la nula respuesta del Estado Mexicano, en ese mensaje de  total impunidad, que es lo que el Estado Mexicano no logra percibir; y es importante debemos seguir compartiendo para quienes tienen el poder de hacerlo; abracen, entiendan, sientan el dolor de aquellas familias que quedan asesinadas en vida y lo único que están buscando es justicia y la no repetición de los hechos.

Sentir el dolor, comprenderlo. Ese es y ha sido nuestro objetivo desde FridaGuerrera y Voces de La Ausencia, las familias a las que desde 2016 acompaño y que lamentablemente se siguen sumando al eterno sufrimiento de la impunidad, el infierno y la indiferencia social e institucional. Darles voz a las mujeres y niñas que nos han sido arrebatadas es nuestra labor diaria, conocer sus historias, palparlas, abrazarlas. Entender que ninguna se lo buscó, que son la consecuencia de años de impunidad, el dolor y la infinita insensibilidad social.

Pero ¿dónde queda la corresponsabilidad de nosotros como sociedad?, ¿cuándo dejamos de ser tan empáticos con los demás?, ¿en qué momento nos convertimos en jueces y empezamos a criminalizar a las víctimas?, ¿por qué nos deshumanizamos?.

En febrero de 2016 observaba en algunos medios electrónicos y redes sociales  el video de un oso polar matando a un cachorro, el video como otras muchas notas donde son lastimados perros, gatos, causan una gran indignación, mucha gente se moviliza para exigir justicia por quienes no se pueden defender solos, aclaro no estoy en contra de esto, pero en ese momento me condolió y a la fecha me sigue sorprendiendo que nos duela más el maltrato o asesinato de un animalito, que el de un ser humano, el de una mujer, el de una niña.

A inicios de ese mismo mes y año, comencé el registro de feminicidios documentados en la prensa de todo el país, por obviedad los registros jamás concuerdan con los datos oficiales. En aquel momento no existía algún medio que llevará puntualmente está información, en aquellos años no había fuente oficial que diera a conocer el tema. La mayoría de los organismos civiles solo tenían y tienen los registros en informes anuales detallados, información a la que no tiene acceso la mayoría de la población. Lamentablemente hasta la fecha la única fuente que mantiene algunos registros todos los días (no solo a veces) son los compañeros de “la nota roja”.

Pero como ya mencionamos el infierno e impunidad del feminicidio inició en Ciuada Juárez, Chihuahua con esos primero nombres que empezaron a retumbar en todo México y que pocos escuchamos, Alma Chavira Farel, Gladys Janeth Fierro, María Rocío Cordero y otras nunca identificadas. A ellas les siguieron otras muchas, en 2001 Lilia Alejandra García Andrade, quien desapareció el 14 de febrero de 2001, y el 21 de febrero del mismo año, su cuerpo fue hallado envuelto en una manta, con signos de daños físicos y sexuales.

Estos primeros casos se registraron en 1993. Entre 1993 y 2012 se registraron en Ciudad Juárez más de 700 asesinatos violentos de mujeres, de las cuales la mayoría presentaba evidencias de violencia sexual. Sus historias han sido contados innumerables ocasiones en artículos, libros, documentales. Sin embargo, las historias continúan y en ocasiones pareciera se quedan ahí en la invisibilidad para no incomodar conciencias.

Sí, aún le falta mucho al Presidente Andrés Manuel López Obrador, para aceptar y reconocer que el feminicidio es una realidad lacerante, que se vale dolerse de un caso, pero entonces todos los días debería de darle el pésame a más de diez familias. También debería crear grupos especiales para cada caso, pero obviamente eso es imposible. Lamentablemente para la mayoría de las familias ese mensaje también duele, pesa, porque entonces para el presidente solo son importantes algunas, no todas. Esperamos que el mandatario entienda que no es ataque contra él, que comprendemos que son temas que a él no le corresponden pero que al pronunciarse por una, debe hacerlo por todas.

Y también debemos analizar con este recuento en la memoria del feminicidio que es imposible acabar de tajo con tan dolorosa situación. Pero que además de él, están los gobernantes, fiscalías, tribunales. Y ante todo la responsabilidad que como sociedad tenemos.

Conocemos decenas de casos en los cuales, los posibles testigos quienes escucharon, vieron algo, tienen cámaras que pueden ayudar a dar con los responsables no quieren involucrarse, “porque no quieren problemas” o “no es su asunto”. Debemos entender que  a todos nos corresponde parar ya el eterno infierno que es México para las niñas, niños y mujeres.

                                                                                                abril de 2022