Influencia mexicana en la Cumbre
Por Miguel Ángel Ferrer / Rebelión
Finalmente y a sólo unos cuantos días de la Cumbre de las Américas en la ciudad de Los Ángeles, California, pase lo que pase, el gobierno del Presidente López Obrador habrá conseguido una sonora victoria política.
Porque si Biden rectifica y decide invitar a la reunión a Cuba, Venezuela y Nicaragua será imposible negar la influencia mexicana en tal cambio de rumbo.
Y si, por lo contrario, Biden insiste en su postura excluyente, México asumirá el papel de líder latinoamericano en el combate por la justicia, la democracia y la solidaridad entre los pueblos y países de la región.
Frente a esta situación, el conservadurismo mexicano quedó descolocado. Porque si continúa apoyando la postura excluyente de Biden, que es la suya propia, fortalece a López Obrador; y si marca distancia del amo yanqui, también fortalece la figura del mandatario mexicano.
Una cosa semejante ha ocurrido en el asunto de la guerra en Europa del este. La decisión de López Obrador de condenar la invasión rusa de Ucrania y, al mismo tiempo, abogar por un acuerdo de paz, repudiar las sanciones y condenar el envío de armas a este país ha incrementado el prestigio de López Obrador como figura mundial.
De nuevo: frente a esta situación la derecha mexicana sólo tiene dos opciones. O apoya a Biden y a la guerra o llama a la paz. Si hace lo primero, que está en su naturaleza reaccionaria, abonará más elementos a su desprestigio en México; y si aboga por una salida negociada a la guerra, apoyará y fortalecerá la posición de López Obrador, lo que le resulta del todo inaceptable.
Mientras tanto, en México es evidente la aprobación y el respaldo popular a las decisiones del Presidente. Así lo revelan todos los sondeos de opinión, lo que demuestra, de pasadita, el fracaso de la permanente campaña antiobradorista en los medios de información.
Esos sondeos de opinión no revelan, por supuesto, unanimidad. Sólo muestran un respaldo mayoritario que nunca baja del 60 por ciento y que, según el asunto investigado, llega a niveles de más del 90 por ciento.
La lección es clara. Las políticas pacifistas, populares y soberanistas de López Obrador explican el respaldo del pueblo al Presidente y al movimiento obradorista. Y explican, asimismo, el malestar y disgusto de esa tercera parte de la población mexicana que no se resigna a ver al pueblo en Palacio Nacional.