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La elegante mala sangre de Declan Gardiner, un capo canadiense

SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

Félix Morriña

“Soy lo que soy, eres lo que eres”

Declan en “Bad Blood”

Elegante hombre ojos de áspid color cielo con nube, mira fijamente su objetivo, mientras su vaso de scoch sin hielo reposa tranquilamente en su palma izquierda y sostiene con firmeza la pistola con la derecha, luciendo su brillante anillo. Sabe que su momento ha llegado, debe aprovechar su tiempo de gloria, pese lo que pese, pase lo que pase. Sabe que todo terminará cuando él lo decida, porque está en sus manos y sabe lo que es: un vanguardista capo canadiense que transitó del Siglo XX al XXI.

Declan Gardiner es un independiente, solitario y sofisticado gánster del país de la Hoja de Maple, en específico de Montreal, que poco a poco se va adueñando de la zona hasta llegar a Hamilton pasando por Toronto. De elegantes y frías formas, Declan se va posicionando en el mercado de las drogas duras y va extendiendo una controlada y violentísima red que llega a igualar o superar a sus pares italoamericanos de Nueva York.

El protagonista de esta columna sabe que la independencia es triste, pero hermosa, porque la autenticidad se logra cuando uno está solo. Sabe que en este negocio los ganadores saben leer más rápido y mejor al oponente. Se debe descubrir lo que más ama la gente en su vida para apropiarse de ello y someterlo. Sabe muy bien que toda gran organización sucumbe desde dentro, por eso la independencia es nodal, para ser tan bueno en lo que uno hace. En este negocio hay que evitar el bocado difícil de tragar. ¡Habrá tanto como quieras!

Declan se ve obligado a seguir las reglas de este sucio y cruel negocio de origen italiano asentado en Canadá, traicionando a los que deben y eliminando a los que se cruzan en su camino, sin importar sean de Calabria, Italia, entiéndase de la mafia L‘Ndrangheta, o incluso, a su propio creador, Vito Rizzuto, el mandamás de la mafia canadiense en los años 70 del Siglo XX.

La gente que consumió cocaína y heroína en esa época en Boston, Pittsburg, Filadelfia, Nueva York, ¡vamos todo el noreste de Estado Unidos!, venían de Montreal, luego entonces, el proveedor era Vito Rizzuto, hasta que Declan se encargó de quedarse al frente.

Inspirada en el libro “Business or Blood: Mafia Boss Vito Rizzuto’s Last War” (2015) de Antonio Nicaso y Peter Edwards, producida por Simon Barry, la serie “Bad Blood” del 2017-2018, está compuesta de dos temporadas: la primera de seis capítulos sacada al mercado el 21 septiembre del 2017 y la segunda de ocho capítulos, presentada el 29 de noviembre del 2018. La primera temporada está basada en el libro de Nicaso y la segunda es totalmente ficticia y este interlocutor quedó fascinado con la serie televisiva, porque parece una larga película bien hecha para estos tiempos aciagos, post pandémicos.

Todos los personajes son parte de la cultura canadiense con figuras invitadas que tienen injerencia en esta nación: Vito Rizzuto encarnado por el experimentado Anthony LaPlagia; Nicolo Rizzuto, el maese Paul Sorvino; Teresa Langana, es la guapísima y fashion actriz canadiense Anna Hopkins y Christian Langana es Gianni Falcone, éstos dos últimos personajes son de Calabria, Italia, de la mafia L‘Ndrangheta, y quieren adueñarse de Hamilton a Montreal, pero Declan no se los permite, pero le dan tremendos dolores de cabeza.

Declan Gardiner es interpretado por el magistral actor y productor canadiense Kim Coates (62 años), quien dejó marcada actuación en mi memoria en “CSI Miami”, “Prision Break” y “Crossing Lines”, entre otras de relevancia.

En materia sonora, déjenme decirles que “Bad Blood” resultó ser un surtido ecléctico abanico musical, toda vez que la primera temporada contiene 23 tracks y la segunda temporada contiene sólo siete canciones. Entre las rolas que podemos citar están: “Paese” de Nicola Di Bari, “K626VIII. Sequentia Lacrimosa” del Réquiem de Mozart, “Ocean Ave” de Watson y dos rolas “The Way It Is” y “Feeling Good” de la banda canadiense The Sheepdogs, la cual por cierto es de Saskatoon, Saskatchewan, el mismo lugar de origen del protagonista Kim Coats. Los canadienses cuando se trata de identidad cultural, no dudan en darle lugar a los suyos, como debe. Pero la rola que marca el antes y después para este interlocutor, es la rolísima “Simple Man” de Lynyrd Skynyrd, con la que cierra la historia de Declan.

“Simple Man” es una power ballad y pertenece al álbum debut de 1973 de la banda estadounidense Lynyrd Skynyrd. Es una letra sencilla que nos hace caer en cuenta que las cosas importantes no residen en las grandes ambiciones, ni están fuera de nosotros. Es la rola que vuestra madre hubiera querido cantarnos cuando niños, cuando empezamos a tener conciencia social. Al cantante Van Zant se le muere la abuela y a otro miembro de la banda su madre en la misma época, por lo que compone esta canción de cómo una madre aconseja a su hijo sobre cómo afrontar su vida.

La rola encaja a la perfección en la historia final de Declan, justo cuando recita las frases que para este #ServibaryAmigo#DandyperoPunk #ElCinicoMayor son la mayor aportación de los #SilenciosEstereofonicos de esta entrega, justo las palabras que uno busca en algunas respuestas en la vida, que nos ayudan a ser mejores cada día: “Hay cosas que la gente no puede perdonar ni olvidar”.

“Las huellas dactilares se forman por la fricción al tocar las paredes del útero materno. Que cada una de las cosas que hacen única a una persona en este planeta, se define incluso antes de nacer. ¿Eso significa que nadie puede cambiar? ¿Qué pasa con nuestras decisiones? Los caminos que seguimos sin haberlo deseado, ¿eso no nos cambia? ¿O son solo variaciones en un camino que conduce al mismo punto final? ¡Tal vez sí, tal vez no! No lo sé. 

“¿Saben qué pienso? Nada de eso importa. Soy lo que soy, eres lo que eres. Y todo esto terminará cuando yo lo diga” (¡Yeaaaaaaaahhhhh!).

Recuerde: ¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!

Trailer de “Bad Blood”, primera temporada:

Trailer de “Bad Blood”, segunda temporada:

“Simple Man” de Lynyrd Skynyrd:

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