Linotipista y campeón nacional de futbol
Nadando la mar crucé/ pues a remar nunca aprendí/ hubo barcas en mi puerto/ y a ninguna me subí
Por Isaac Ocampo García
Toluca, México mayo 10 de 2022. Era 1962, Toluca por supuesto era muy diferente a lo que es ahora. Las calles de esta ciudad eran aún más provincianas que las de hoy. La avenida Morelos, antes una parte de ella se llamó Vicente Guerrero, y otra Pensador Mexicano.
Precisamente en esa calle a mis casi quince años trabajaba en el periódico “El Mundo”, que dirigía el inolvidable Don Alfonso Solleiro. (La hacía yo como ayudante de linotipista)
A mediados de aquel 1962, se presentó en nuestras vidas de chamacos futboleros (Ya no de “cáscaras” en la calle con las pelotas de hule, sino en canchas reglamentarias y con balones de adeveras) la oportunidad, primero, de formar parte de la Selección Infantil del Estado de México, y segundo; de poder ir a la ciudad de México, a participar en un Campeonato Nacional.
Pero, se me presentaba el problema de que mi jefe de trabajo no quería darme permiso para ausentarme de la chamba y así poder acudir a dicho campeonato nacional. Don Aurelio Solleiro, mi jefe de labores, tajante me dijo: “El trabajo o el futbol, decide. Si te vas al campeonato ese, olvídate de la chamba. Te vas, y a aquí ya no regreses”.
Terminé yéndome, además, la inauguración sería en el estadio de Ciudad Universitaria; el de la UNAM. El estadio Azteca aun no figuraba. Recuerdo, que en aquellos ayeres, no nos daban los uniformes que ahora dan. Uno tenía que llevar, mínimo, zapatos, medias y calzoncillos de juego. Lo único que nos llegaban a dar era una camiseta toda rascuacha, pero que amábamos por su color rojo.
Como ya tenía que irme al “Agustín Millán”, pues ahí era la concentración. Mi madre, no muy de acuerdo con que yo fuera a esa competencia, preparándome mi petaquita con mis cosas de juego, me decía: “Pero eso sí, si no vienes campeón, cabrón, mejor ni regreses”. (¡Ahora hasta mi madre! –Pensaba-, ella también me amenaza con que no regrese…)-
Bueno, pues la inauguración en C. U., fue por demás brillante. Los partidos se celebrarían en la Magdalena Mixhuca. Lo que se podría llamar Villa Olímpica estaría en el Campo Militar # 1. Y de ahí a nuestro primer encuentro que sería contra Querétaro, al que vencimos por 9 a 0. A Morelos por 10 a 0. A Guanajuato por 4 a 2. Y en la final, a Veracruz por 1 a 0. ¡Campeones Nacionales Infantiles! El Estado de México, por fin lograba ganar un evento importante, aunque ello fuera con sus pequeños futbolistas. (Mi jefa –-pensaba yo- sí me va a recibir; lástima que don Aurelio no, pero qué importa; somos campeones)
Nos acercábamos a la ciudad de Toluca, ya de regreso, cuando a lo lejos veíamos que por el Panteón Municipal (Hasta Bandera), había mucho movimiento de gentes, automóviles y agentes de tránsito (“Tamarindos”). Cuál no sería nuestra sorpresa que al llegar al Panteón, también había un conjunto de mariachis entonando música de bienvenida para los pequeños campeones nacionales infantiles; así rezaba una manta, junto a ella nuestros familiares. Claro que mi madre no faltó. Abrazándola le decía que había regresado campeón. Ella, sólo se limitó a contestarme: “Y, entonces a qué ibas. A eso se va a una competencia, a ser el mejor. A ser el número uno. El dos no vale para nada y… tan-tan…
Pd. Reporteros que cubrieron ese evento en septiembre de 1962. José Pepe Nader, que en ese tiempo era reportero de “El Mundo”. Víctor Sánchez, de El Noticiero, y el Diario. Y Víctor Manuel Gutiérrez, de El Sol de Toluca.