¡Mientras haya humanidad, habrá danza, habrá vida!

SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

1:11

31/10/23

Rumbo al

#53Renacimiento

Félix Morriña

Soy hombre afortunado por ser parte de joven mujer cobriza Malinche Tlanchana del altiplano mexiquense, hija del volcán Xinantécatl, Nevado de Toluca, a dos mil 600 metros sobre el nivel del mar. Soy hombre afortunado de ser parte de primogénita primigenia maestra de este #ServibaryAmigo #DandyperoPunk #ElCinicoMayor. Soy hombre afortunado por festejar a una de las bellas artes, cuya herramienta única es uno mismo y el resto es escenografía: la danza; la danza en todas y cada una de sus expresiones corpóreas existentes y las que estén por recrearse y multiplicarse, como seguir fisionándose con otras disciplinas artísticas.

¡Mientras haya humanidad, habrá danza, habrá vida!

Rumbo a los festejos del #53Renacimiento rememoro la escena de la bella Uma Thurman bailando el tema de la banda de Chicago, Estados Unidos, Urge Overkill, “Girl You’ll Be A Woman Soon”, en la memorable película del maese Quentin Tarantino, “Pulp Fiction” (“Tiempos violentos”, 1994), sólo para recordarle a toda joven amorosa fémina que el maduro amante baila la intensa danza erótica sensual como conexión al cosmos, como también baila la “Danza rota” (1985) de Soda Stereo, como al son que le toques; como haciendo ochos sobre el húmedo césped recién cortado de tu cuerpo con un tango intenso de Adriana Varela; homenajea a la genial coreógrafa alemana Pina Baush con todo y película de Wim Wenders (2012); rinde pleitesía a la #primadonna de la #danza, a la “premio nobel” de la danza clásica, a la bellísima cobriza mexicana mexiquense texcocana, Elisa Carrillo Cabrera (1981, 42 años), principal bailarina del Staatsballett de Berlín, Alemania.

También homenajeo en este transitar dancístico a todo lo que la vida me ha permitido ver, aprender, apreciar, disfrutar y compartir a lo largo de tres décadas y media de ejercicio periodístico: desde Pina Baush en memorable presentación de “Claveles” en el Teatro del Estado dentro de un Festival Internacional Cervantino (FIC), hasta las galas de Elisa Carrillo en el teatro que lleva su nombre en el Centro Cultural Mexiquense de Texcoco, pasando por las compañías mexicanas Barro Rojo, UX Onodanza del chingonérrimo Raúl Parro; los memorables Ballet Teatro del Espacio; la Compañía Tiempo de Bailar de Vicente Silva, ¡cómo olvidarle!, y por supuesto, mi querida y adorada compañía Danza Teatro Utopía de mi maestro, tutor y guía en mi rebelde etapa preparatoriana en el CCH Azcapotzalco (UNAM), Marco Antonio Silva, donde aprendí no sólo a ser muy buen bailarín, sino a ser mejor humano, consciente del intenso trabajo y disciplina que significa ser parte del mundo de la cultura en este país.

Soy hombre afortunado por estar vivo sin sentirme enterrado en pleno festejo de Día de Muertos con hermosas plantas de cempasúchil en manos amarillas de cementerios donde recuerdo a mis muertos, tus muertos, nuestros muertos con los que bailo a lado de una Calavera Garbancera de Posadas convertida en Catrina por Diego Rivera. Me siento completo, pese a todo lo que haga falta. Soy hombre afortunado de no estar en Acapulco, Guerrero; de no estar en Ucrania; de no estar donde haya miseria humana y devastación del orbe de formas tan distintas, raras y diversas.

Soy hombre afortunado por comer una vez al día, de saber resistir las inclemencias del tiempo, de sobrevivir las severas crisis económicas como existenciales. Soy hombre afortunado de sobrevivir a las primeras etapas de la pandemia y hasta donde me toque ejercer la poesía de “La danza del guerrero”, como diría el vate argenméx Pedro Salvador Ale (1954) en su libro homónimo, sólo hasta entonces, la danza contemporánea me llevará a buscar la mujer que sabe volar, como diría el actor Darío Grandinetti en “El lado oscuro del corazón” (1992), poética película de Eliseo Subiela.

No dejo de hojear las aportaciones a la danza del escritor, periodista, investigador  Alberto Dallal (1936), de citar a Joaquín Sabina cuando canta que bailar “es soñar con los pies”, de pensar en la coreografía de la bella “Melody Valentina Agridulce” al tema de Urge Overkill, sobre las líneas de “Girl You’ll Be A Woman Soon” para cerrar ciclos y abrir nuevos a través del “Ritual de lo habitual”, como cantarían a todo volumen Janes Addiction en su disco homónimo de 1990.

Cual libre sensual performance, la aguerrida blanca lánguida Valentina, cual fantasmal esencia, desliza su largo corpus sobre las notas de singular matemática: paso del sagrado 7 (52) al infinito 8 (53). Cumplo ocho meses de intensísima transición creativa, de una verdadera reseteada, de una transformación de todo tipo, en la que hubo mucha más ganancia que pérdida. Soy hombre afortunado. Varias son las fechas nodales en esta transición: el 3-6-9; luego 19-1999 y capicúas que me hacen consciente del proceso y de lo que uno deja en el camino.

Soy un hombre afortunado si hoy tuviera que hacer mi última danza sobre la inmaculada faz de la Tierra. Soy guerrero en constante danza de combate hasta “El último tango en París” (Bernardo Bertolucci, 1976). Soy hombre afortunado por haber trazado vidas a lado de aladas personas que acompañan mi viaje terrenal. No se asusten, porque aún tengo pendientes por hacer, deudas por pagar, cumplir metas y objetivos inmediatos, como también bailar en invisibles puteros, burdeles, carpas, salones de baile, elegantes centros nocturnos con mujeres deseosas de una noche muy diferente, como si se tratase de la última, viviéndola al filo de la cornisa, justo cuando llega otro amante con instinto asesino.

¡Amor!, bailemos ese erótico exhaustivo sensual sudoroso e intenso baile antes de ¡bailar con la más fea!, antes de que baile con aquella bella mujer que me busca inexistente trabajo en viejo papel periódico, a quien vestida de negro, le hace falta le levanten la exigente oscura falda como su vida en el más allá, antes de llegar al entierro y quedarnos viudos de por vida.

Recuerda amor: ¡Mientras haya humanidad, habrá danza, habrá vida!

¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!

Urge Overkill, “Girl You’ll Be A Woman Soon” :

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