Nacional

Por qué existe la posición social

Fuera de la burbuja / Yoselin Velázquez.

“El progreso social puede ser medido por la posición social del sexo femenino”.

Karl Marx. 

El punto de partida de esta sección surge a raíz de cuestionar la pertinencia de las palabras “progreso social”, tenemos claro qué es o a que se le llama así, más aún, bajo qué condiciones se da en la actualidad. A simple vista y siendo optimistas, aunque no menos ilusos, pudiéramos suponer que los avances en los campos de ciencia y tecnología apuntan a una especie de progreso, y sí, vivimos en la era digital o de la información, pero qué hacemos con ellas. Hoy en día reproducimos y compartimos artículos, frases y “memes” como si diéramos los buenos días; sin embargo, la rapidez y facilidad con que lo hacemos no siempre lleva la pizca de conciencia necesaria para digerir los pensamientos que toda información debería detonar, no en los “likes”, sino en nuestras cabezas. 

Hablar de progreso social implicaría una mejora en la calidad de vida y contar con la garantía de tener igualdad de oportunidades para todos pues, cómo revertir las carencias con las que se nace o padece por algo ajeno al esfuerzo personal. Esto no implica delegar al gobierno dicha tarea, más bien, es una invitación para ser críticos de nuestro contexto. Estimado lector, nos encontramos en un momento único de la historia y me refiero a la única que podemos escribir; la nuestra, la que construimos con hechos y recae en nosotros, pero para asumirla debemos ser objetivos con el entorno, por ejemplo: por qué vivimos en un país con una ola de feminicidios al alza. Si podemos contestar esta pregunta con argumentos claros, fuentes oficiales e históricas y razones coherentes, independientemente de la respuesta, estaríamos ganando porque hacerlo implicaría tener conciencia social.

Los feminicidios no sólo ejemplifican la posición social de las mujeres, sino parte de la realidad que vivimos porque el progreso no es asunto de géneros, clases, estatus o de unos cuantos, sino de toda la sociedad. El ritmo de vida que tenemos, aunado a la ideología capitalista, permea en nuestro interior frases como: “el tiempo es dinero”, “hazlo tú mismo”, “querer es poder”; sin embargo, todas ellas apelan al individualismo y nuestro lugar en el mundo desemboca en un esfuerzo solitario y que, para nublar el egoísmo, se bautizó como superación personal, pero ésta también rebota en la posición social porque sencillamente somos seres sociales. 

Recordando a Lolita Ayala – en un comercial de televisión – decía “información que cura”, quizá esta frase tenga sentido porque la información es una herramienta para la conciencia y un remedio para la apatía. No por nada, querido lector, dicen que “la información es poder”; no obstante, parece que en nuestra sociedad actual la cura está por venir, de lo contrario, repararíamos en que la posición social existe y ni siquiera pudimos elegirla. Quizá en un sentido laxo y freudiano, podríamos decir que padecemos un malestar en la cultura porque somos una sociedad enferma, basta ver la serie de cifras y estadísticas con las que no sólo se ha reducido la realidad, sino nuestra identidad. Ya no es María ni la chica que “presuntamente” fue violada por policías o el hombre balaceado en algún rincón, son números sin rostros compartiendo la misma historia; la de impunidad, porque los culpables pertenecen a un cuento paralelo a nuestra realidad, donde fantasmagóricamente se desvanecen en medio del anonimato y la impunidad. 

Nos dan los fríos y calculadores números que simulan representar los hechos cotidianos. A través de ellos conocemos el salario, el incremento o disminución de delitos, la inflación, etc. pero por qué no vemos soluciones, cifras que revelen la eficacia de aplicar las leyes, políticas públicas con proyecciones calculadas para resolver problemas, será que los números no pueden usarse para estos fines. Y no, no es tener otros datos u otros números, es el uso a conciencia o inconciencia que les damos, es la información que sostendría un propio criterio

Medir el progreso social sólo es posible a partir ser crítico y no criticón. Ser objetivo es concientizarnos de la realidad y entender que los feminicidios no son un problema de género sino social porque, como dice la frase marxista El progreso social puede ser medido por la posición social del sexo femenino, ya que abarca a toda la sociedad o país. Las mujeres no sólo están en desventaja, están siendo asesinadas y se habla de ellas en función del progreso social porque son un sector – no único, pero sí vulnerable – que manifiesta desigualdad. Hay un retroceso o involución porque progresar es un hecho socialLa gente se rompe cuando acosan, violan, desaparecen y matan. No son sólo las mujeres, son los hijos, padres, hermanos, parejas y nosotros que quedamos. Nos rompemos todos porque es la realidad. Como seres humanos tenemos una posición social, pero medirla no es un acto individual, sino colectivo.      

Soy yo y mis circunstancias porque en ellas vamos implícitos como sujetos, pero también como sociedad. Cómo estar bien, o para ponernos a tono con el título de esta columna, como vivir en condiciones de progreso social si vivimos en un país que: –de acuerdo a cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social (Coneval)– tiene 52.4 millones de personas en pobreza y el equivalente a dos millones de personas desempleadas, es decir, una tasa de desocupación de 3.5% de la Población Económicamente Activa (PEA), una ola de violencia que hasta este mes reporta 20, 135 homicidios y un promedio de 95.8 casos por día, con base en el reporte de víctimas de delitos del fuero común presentado por el Secretario Ejecutivo del Sistema de Seguridad pública, mismo que Sistema que muestra estadísticas oficiales en las que, aproximadamente, cada dos horas y media una mujer es asesinada. Esto indica que mientras estamos en una jornada laboral u horario de clases de 8 horas, casi tres mujeres mueren. 

Las estadísticas no son para ser pesimistas o indiferentes, sino para concientizarnos. Estamos en un panorama que, como el trillado dicho, depende del cristal con que se mira, pero nos corresponde mirar de frente lo que sucede en el país y hacernos cargo de que nuestra posición social existe, pero lo que hacemos con ella todos los días es un acto personal que repercute en la sociedad