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PROPUESTA PARA FOROS DE LA REFORMA ELECTORAL

** Ahora los diputados plurinominales se han convertido en los espacios de privilegios para la clase política encumbrados en las cúpulas de los partidos.

Por José Francisco Barragan

El sistema político mexicano, se ha quedado rezagado con respecto a los cambios que se han dado después de la elección de 2018.

El proceso que vivió el país, desde 1988 dónde el pueblo manifestó en las urnas la necesidad de cambiar las formas de hacer política, impactaron al poder público, provocaron que en el 2000 el cambio de partido en el gobierno se hiciera realidad. Dicho cambió venía con una alta espectativa de beneficio social. Tal beneficio nunca se concretó, pero la evidencia de que existía una necesidad de cambiar la vida política en nuestra nación se convirtió en aspiración de una amplia capa de la sociedad mexicana.

Aunque en 2018 se logró el cambio de gobierno y las esperanzas de un mejor país se hicieron realidad. Cada vez se hace más evidente la necesidad de un marco jurídico, legal y concreto de nuevas formas de ejercicio del quehacer político.

El actual sistema de partidos, se ha convertido en la camisa de fuerza que impide una verdadera participación ciudadana.

El derecho constitucional de cualquier ciudadano a ser votado, se vuelve imposible en los hechos cuando tiene que pasar por los filtros legales establecidos en la ley electoral. La realidad concreta nos demuestra en la vida real, que los partidos políticos se han convertido en el monopolio de la vida política nacional y local. Es necesario y urgente que la nueva ley electoral establezca los métodos de candidaturas ciudadanas con verdadera posibilidad de llegar a las responsabilidades del poder ejecutivo y legislativo, quizá la mejor manera debiera ser igual a la elección del poder judicial.

La determinación de la representación de las minorías a través de los diputados  plurinominales, fue en su momento el resultado de luchas sociales que demandaban que se escuchará la voz de ampliós sectores de la sociedad, en una época en la que el estado se encontraba bajo el control absoluto del poder económico. Ahora los diputados plurinominales se han convertido en los espacios de privilegios para la clase política encumbrados en las cúpulas de los partidos.

La voz de las minorías que le dieron razón a los espacios plurinominales, hoy no cumplen ya esa función. Por otro lado es muy cuestionable que los partidos minoritarios representen a los ciudadanos que votan por ellos. Sería más auténtico que los sectores tuvieran espacios y posibilidades de expresar sus proposiciones en foros alternos de carácter deliberativo y hacer usó del referéndum para las iniciativas de ley, propuestos por ellos.

La desaparición de los partidos políticos no es una locura. Existe sobre todo en países de partido único donde él papel de los partidos no se circunscribe a presentar candidatos al poder ejecutivo o legislativo, se dedican más bien a proponer políticas públicas para el funcionamiento del estado, tal cómo ocurre con los partidos comunistas de Cuba y China por ejemplo.

En el caso específico de una nueva ley electoral debieran excusarse todos los diputados por conflicto de interés, enviarla a referéndum y aprobar por forma el resultado de la consulta. El círculo vicioso en qué se ha convertido el funcionamiento del sistema de partidos se vió reflejado cuando la ley electoral que presentó AMLO fue rechazada, no sólo por todos los partidos, (a excepción de morena) sino también por la gran mayoría de los diputados. Se vuelven juez y parte. No corresponde con la nueva realidad la vieja forma de hacer política al mas puro estilo de la cultura priísta. No está por demás recordar que en los tiempos de hegemonía priísta el presidente de la república en turno ejercía el poder para garantizar que sus iniciativas fueran aprobadas también por los diputados de los partidos de oposición, para lo cuál otorgaban algunas canonjias del poder público y también prerrogativas económicas que garantizaban la sobrevivencia electoral de los partidos minoritarios, se repitieron durante muchos periodos la misma forma de acuerdos. Hasta ahora sigue prevaleciendo la exigencia de cuotas de los partidos minoritarios con respecto al poder. Tales condiciones deberán cambiar. Los nuevos tiempos no soportarán más los viejos estilos de control, la camisa de fuerza se tendrá que romper, tarde o tempran