¡Siempre estoico! ¡Siempre listo!
SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS
Félix Morriña
Aprendí a “llevármela suave” por consejo suyo hermanito mayor de una estirpe de entes, cuya Investigación de Campo, marca el antes y después en la Cultura del altiplano mexiquense. Aprendí de usted a desprenderme del incontrolable y adictivo ego, como de la pesada cruz de un pasado glorioso, pero perdido entre la neblina del tiempo.
Gracias a tus consejos sobreviví épicos episodios salubres, cuando derrotado y golpeado por la vida bien ganada, llegaste con la mano tendida, para recordarme mi glorioso límite de existir al máximo y superar cualquier enfermedad.
¡Siempre estoico! ¡Siempre listo!
Jesús Espino Rodríguez:
Reaprendí a escuchar a través suyo. Reaprendí el sentido poético de la vida callejera. Reaprendí el significado de la Pacha Mama, antes de irme a mi aventura por el Perú y anexas; pero sobretodo, revivo ahora mismo en plena tormenta de noche de martes las interminables reuniones en la mediterránea casa que entonces habitaba en mi viejo Barrio de Santiaguito, donde yace ombligo Nina en mi hermoso capulín; acompañado de un perote, chiles manzanos, hileras de sabias sábilas, mis rosales, pasto de estadio, el jardín de la sala con efecto invernadero y demás bellezas que disfrutamos tras las intensas jornadas semanales de los Miércoles Culturales del Bar 2 de Abril, bajo el concepto de “Resistencia, Revolución y Rebeldía”, todo realizado de manera independiente, sin pedirle nada a nadie.
¡El concepto lo dice todo!
Maese Espino, le dio usted de comer a mis amados perros: el jefe “Pogo”, así le decimos en Argentina al “slam”, ese frenético baile rockero. El jefe “Pogo” era ese lindo bicolor maltés pekinés, a quien enterré como debe, pero ¿te acuerdas de mi “Máximo”?, era un perro que el mismo Jim Morrison me envidiaría, mi negro labrador “Argos”, que en noches de lunas llena no faltábamos al vecino panteón a deleitarnos con Perséfone viendo imaginario cielo raso.
Sin la venia de los perros nadie entraba a casa, incluso yo. El enano mandaba, pero “Argos” estaba para cuidar de la familia, que era tan vuestra.
Siempre me daba gusto patrocinar el hospedaje, la música del “excelso estudio”, decían los visitantes distinguidos, sobre todo los extranjeros; la comida; la camadería. ¡Nunca perdimos tiempo! De los cinco mil 433 discos que poseía clasificados entonces, usted querido amigo, era el que más discos ponía, claro después de mi compadre Raúl Rock León Ortega; “El Pambazo” Romero; Miguel Ángel González Mesillas “El Boti”, con quienes me pasaba días, semanas aprendiendo música y cultura general.
Por más que me esfuerzo querido Chucho Espino, no logro encontrar las fotos de cuando estábamos en mi casa medio Bar 2 de Abril, pero a las 23:00 nos quedábamos a Tallerear-Reaprender: Esteban Farfán, Guillermo Romero Zarazúa, Alex Ganem, Carlos Retolaza, “El Rojo” Baneken; Luis Recillas Enecoiz y muchas más personas que escapan a la memoria ahora (dicen que ya estoy en edad para olvidar). ¡Será para la otra!
¿Hermanito mayor? ¿Dejó de llover dónde estás? ¿Sabes? Voy a ver a ¡Anchane! Isidro Labrador dejó descansar el llanto de nuestro cielo y no pude evitar hacerlo en tu honor y le fui a pedir lo siguiente:
“Señora mía, cuide de mi querido amigo y maestro Jesús Espino Rodríguez, como cuida usted de mí. Le conocí hace casi 24 años, cuando llegué de la hoy CDMX, para convertirme como él en su distinguido ‘Hijo Adoptivo de la Ciudad Típica de Metepec’. Cuida siempre, en carne y hueso, como en espíritu matlatzinca, que yace en nosotros ante el Xinantécatl, a ese hombre que conocí de larga y espesa barba blanca, cual flamígera advertencia hecha verdad, con palabras precisas adquiridas en el mismo mercado universal, donde suelo endeudarme con cada diosa del Olimpo, en preciso Perséfone, todos los lunes de Tianguis en el hoy fructífero Metepec Pueblo Mágico”.
Hermanito mayor, fue agotado ir y debo descansar, debo evitar el dolor lumbálgico. Sabe usted mejor que yo, que al despertar hay muchas batallas por ganar. Me hace feliz decirte que no hay día que no vea de manera inevitable y amorosa a nuestra (“Anchane”) Tlanchana.
¡Cada día le pido seguir vivo y que no me lleve a su más acá del más allá!
Su #ServibaryAmigo #DandyperoPunk #ElCinicoMayor Félix Morriña le recuerda: ¡nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!
