Sombrero Calentano sobresale en una de las marchas de migrantes realizadas en 20 ciudades de Canadá
**Es imperante garantizarles acceso a los servicios de salud y otros servicios sociales. Esto se reflejo tristemente durante la pandemia, época donde justamente estos trabajadores sin derechos mantuvieron a flote sectores sustanciales como la construcción y principalmente la agricultura.
El portador se sumo a la petición generalizada para exigir estatus legal a más de un millón 700 mil trabajadores llegados de diversas partes del mundo, miles de ellos mexiquenses, donde se distinguen varios luvianenes, quienes en años anteriores solicitaron refugio, huyendo de persecuciones y violencia.
Ese sombrero calentano, clásica artesanía y atuendo obligado de la región sur del estado de México, Guerrero y Michoacán es del Ingeniero Agrónomo Guillermo González Hernández, primer Luvianense en ser protegido por el gobierno canadiense en el sexenio de Felipe Calderón; poco después, en el periodo de gobierno de Peña Nieto se anotaron tres casos de funcionarios y políticos de Luvianos, Lino Martínez, Homero Aguilar y Oscar Mora, obligados por la violencia a dejar su hogar y pedir refugio en Canadá.
Durante el gobierno actual el éxodo se incrementa, al menos 10 familias completas del municipio de Luvianos han solicitado refugio, son víctimas de desplazamiento forzado por cuestiones de la ola criminal sin control en la zona; ellos se han sumado a esta demanda colectiva realizada por varias organizaciones sociales, defensoras de derechos humanos, quienes exigen a los parlamentarios canadienses revisar el tema y actuar en consecuencia para erradicar las múltiples injusticias, explotación laboral, discriminación y marginación en servicios básicos, como educación y salud.
En esta petición se han sumado miles de mexiquenses, quienes con diferentes estatus y por las más variadas circunstancias han emigrado a Canadá; su labor se concentra principalmente en el campo, donde junto con migrantes de otros países, suman al menos 700 mil jornaleros, más medio millón de ilegales, llegados con visa turística, pero se quedaron a trabajar, y otro medio millón de personas quienes buscaron oportunidades de estudio y trabajo en este país.
Todos ellos demandan la residencia permanente, entre otros asuntos y en este movimiento participa activamente el ingeniero Guillermo González Hernández, quien solicitó refugio hace más de 15 años; él recibió ya la nacionalidad canadiense y es de los pocos en obtener tal beneficio, contrario a los casi dos millones de personas quienes no tienen ni la esperanza de conseguir un estatus legal que les permita acceso a servicios de salud, y los beneficiosa propios de cualquier trabajador que cumple con sus obligaciones e incluso las rebasa.
Sobre esta movilización nos comenta el propio Guillermo González Hernández, quien participa como voluntario con grupos de apoyo, brindándoles atención solidaria y humanitaria para cientos de migrantes, de todas edades, quienes sobreviven en las calles. Para atenderlos han creado pequeños campamentos, donde preparan comida caliente y les ofrecen otros servicios, esto en el centro de Vancouver, dónde muchos ni siquiera tienen hogar.
Con mucho esfuerzo, explica, se busca abatir las carencias de estos migrantes, quienes sufren de violencia y pobreza, sobre todo cientos de campesinos; ellos llegaron a Canadá como beneficiarios de programas temporales de trabajo agrícola, muchos fueron quedándose, no volvieron a México, y ahora son más de medio millón de personas, la mayoría mexicanos, de los cuales varios miles son mexiquenses.
Afortunadamente, indica el activista luvianense, varios sectores de la sociedad civil Canadiense se han mostrado muy solidarios, hay varios grupos de defensores de derechos humanos, atienden a la comunidad migrante de chinos, coreanos, filipinos y mexicanos, quienes en su mayoría son los más discriminados.
Destaca en este grupo mujeres que por décadas se han ocupado del cuidado de adultos mayores, ellas, junto con los campesinos atienden labores conocidas como “mano de obra dura”, son quienes más esfuerzo realizan en su labor y menos beneficios tienen, ni siquiera esperanzas de un estatus permanente, por ello las marchas, para demandar los cambios en la política migratoria del gobierno canadiense. En esto ha mostrado visible interés el partido liberal, fracción parlamentaria con mayoría en el congreso, lo cual amplia las expectativas y posibilidades de respuesta favorable a las peticiones, aseguró González Hernández.
El asunto, dijo, solo es de congruencia y voluntad política, acabar con los “jaloneos” entre legisladores y disminuir los requisitos solicitados para obtener la residencia permanente, al menos equipararlos a los trámites realizados como trabajadores, pues para poner la mano de obra barata, dan todas las facilidades, pero para ser residentes exigen asuntos inalcanzables como hablar dos idiomas, o altos niveles de estudios.
Por esta circunstancia han disminuido las solicitudes de refugio para Canadá, incrementadonse para Estados Unidos, donde muchos habitantes de Tierra Caliente buscan escapar de los altos niveles de violencia, amenazas, despojos, principalmente pobladores de Ciudad Altamirano y Bejucos, quienes con toda formalidad solicitan refugio, figura diplomática en aumento, pues anteriormente se apoyaban con sus familiares, un ejemplo claro es en Texas, donde se exiliaron miles de calentanos, principalmente del sur mexiquense. Otros tantos se han visto forzados a rehacer sus vidas en otras entidades, muy pocos han partido a Europa, incluso Sur América y el éxodo continuará, según se observa la situación en el país, donde el combate a los grupos criminales es un fracaso, dijo.
Esta situación preocupa a organizadores comunitarios, integrantes de varios colectivos, uno de ellos conocido como Santuario, y otros más que conforman una red de derechos migrantes a nivel nacional, muchos de ellos activistas desde hace décadas, exigirle a los gobiernos revisar la política migrante, sobre todo en el tema de regularización. Esa lucha esta muy cerca de ver resultados triunfantes, cuando la cantidad de migrantes con estatus precario o sin estatus en Canadá, se organizan y expresan, además de exigir derechos, sobre todo para sus hijos, porque muchos no pueden ir a la escuela.
También es imperante garantizarles acceso a los servicios de salud y otros servicios sociales. Esto se reflejo tristemente durante la pandemia, época donde justamente estos trabajadores sin derechos mantuvieron a flote sectores sustanciales como la construcción y principalmente la agricultura; tales llamados se dieron con pancartas alzadas con voces airadas en diferentes ciudades, en una concentración histórica que podría darle al fin, a miles de migrantes, la posibilidad de un estatus legal que les posibilite tener vivienda digna, servicios médicos y todo beneficio conquistado por mas de 20 años de trabajo en bastantes casos.
La posibilidad de lograrlo recae ahora en la Comisión de Legisladores del Partido Liberal, quienes han manifestado simpatía a este movimiento y proponen legalizar a todos: Mexicanos, Chinos, Filipinos, Jamaiquinos, Guatemaltecos, de las Antillas, etc., y acabar también con tratos discriminatorios, hacinamiento, sin médico, sin comida, y estudiantes con tarifas excesiva en escuelas particulares, donde además los trámites de ingreso son muy, muy lentos,
En este contexto y de manera oficial, Trudeau, al conocer esta movilización, un día antes instó a actuar rápidamente para implementar reglas de inmigración justas para garantizar la igualdad de derechos a este millón 700 mil personas, quienes conforman esta Coalición Canadiense de migrantes y grandes grupos de la sociedad civil, quienes se manifestaron en 12 ciudades el pasado 18 de septiembre, orillando a crear un programa de regularización para indocumentados, principal exigencia del grupo “pancanadiense”, apoyados por unas 500 organizaciones de derechos humanos, climáticos, de salud y laborales, quienes han solicitado garantizar la residencia permanente a quienes sufren un estatus precario al ser ilegales en Canadá.