Soy FridaGuerrera y mi lugar es con las víctimas

LA COLUMNA ROTA/ FRIDAGUERRERA

Soy Verónica antes de mayo de 2006, en octubre de 2006 nació Frida Guerrera, después de un levantamiento que sufrí por paramilitares el 15 de noviembre de 2006.

Me quedé como pude a vivir en Oaxaca once años, desde ese 2006, me he dedicado a dar VOZ, a quienes no tienen para para pagar por ello.

He sido levantada, torturada por el gobierno priista del entonces gobernador, Ulises Ruiz Ortiz, fui catalogada por el extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) como “guerrillera”.

Luego de sufrir el tercer levantón en 2009, donde además me quemaron los senos con cigarros, me centré a mi trabajo como fotógrafa de Gabino Cué, entonces Senador de la República por Oaxaca.

Bajé el perfil, aún más después de que en octubre de 2010 fui amenazada de muerte por un grupo paramilitar en Oaxaca, me dediqué a ser Directora de Comunicación Social del DIF -Oaxaca.

Después de inmiscuirme en temas delicados donde la niñez era violentada, fui corrida de ese lugar. Un gran humano, Jesús Martínez Álvarez, entonces Secretario de Gobierno de Oaxaca, me requirió en la Secretaría General de Gobierno. Nuestros esfuerzos por cambiar Oaxaca fueron en vano, nadie nos escuchó, para generar cambios reales y mejorar ese Estado.

Jamás he mentido de quién soy o tratado de ocultar nada. Soy FridaGuerrera y mi lugar es con las víctimas. No soy ni del PRI, ni del PAN, ni de ningún partido soy apartidista, señalo errores donde los hay. Aprendí a vivir con lo necesario por lo que no ganó nada por hablar de feminicidio. La única persona que con esfuerzos me paga es Fernanda Tapia, 3 mil pesos al mes, cosa que agradezco porque me ayuda.

El pasado 14 de febrero 2020 acudí a la mañanera, la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, como lo he hecho en otros momentos, he sido tolerante, respetuosa, sin embargo, ese día no toleré que el tema del feminicidio fuera una vez más acallado, fue entonces que levanté la voz, no grité, mi voz es fuerte. Y cuestioné al presidente, porque creo en él y en hacerle saber esa realidad en torno al tema del feminicidio lo hará hacerlo diferente para ayudar en la justicia.

Desde entonces he recibido descalificaciones, de todo tipo, amenazas de muerte, me tachan de montarme en un movimiento “FEMINISTA”, el cual respeto pero no lo soy. Me tachan de – ¡Oh, Dios! – “Panista”, “Priista” o “Derechaira”. Cosa que no soy.

Tampoco una ciega o lamebotas como me han dicho del Presidente, no, no soy parte de este gobierno para descalificar marchas de feministas, simplemente no acompaño estas marchas, pero ellas están en su derecho de manifestarse y siempre lo apoyaré.

No me he vendido a nadie y a las pruebas me remito. Ya no puedo decir más de mi, solo puedo mostrar mi agradecimiento a todos y todas los que con amor me han arropado antes todos estos ataques. Y reitero mi lugar es con las víctimas y con ellas seguiré.