Violencias estéticas contra el derecho a existir
SEMlac / La Habana
**“La belleza comienza por una buena salud física, mental y espiritual. Cuando todo eso está equilibrado somos bellas, porque nuestros ojos brillan y nuestros ojos son las ventanas de nuestro ser”, dijo la doctora Lucila Insua.
Las representaciones racistas influyen en las violencias de género, coinciden mujeres cubanas.
Lucila Insua, Yadira Oliva, Keily Mayorga, Ludmila Poidevinson, Diarenis Calderón e Izzett Samá fueron algunas de las mujeres que reflexionaron al respecto durante una conversación organizada por el proyecto Afroestética, el pasado 25 de noviembre, a propósito del Día Internacional por la No Violencia hacia las mujeres y las niñas.
“Queríamos hacer algo diferente, encontrarnos y compartir experiencias”, dijo a SEMlac Diarenis Calderón, integrante del colectivo Nosotrxs y una de las moderadoras.
El salón del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. se llenó de mujeres y algunos hombres, que compartieron durante dos horas experiencias y reflexiones personales sobre las violencias diversas que sufren las mujeres, particularmente las racializadas.
La iniciativa se suma al programa de actividades por los 16 días de activismo contra la violencia de género hacia las mujeres y las niñas que se extenderá hasta el 10 de diciembre. En la organización del encuentro colaboraron, además del CMMLK, el Centro Oscar Arnulfo Romero (Oar), el Taller de Transformación Integral del Barrio (TTIB) de Pogolloti, el departamento de cultura del municipio Mariano, el colectivo Nosotrxs y la Articulación Afrofeminista.
Las participantes pusieron en común el impacto de las representaciones machistas y racistas en la violencia obstétrica, la violencia sexual, la psicológica y económica, la violencia contra niñas y niños y también la violencia intragénero.
El enfoque interseccional les permitió reconocer los impactos y conexiones entre las violencias machistas, la homofobia, la transfobia, el capacitismo, el racismo y el clasismo.
“La belleza comienza por una buena salud física, mental y espiritual. Cuando todo eso está equilibrado somos bellas, porque nuestros ojos brillan y nuestros ojos son las ventanas de nuestro ser”, dijo la doctora Lucila Insua.
Para Iliana Caridad Moreno, también existe presión sobre lo que “debe ser la estética negra”, con las exigencias de llevar el cabello natural y la vestimenta de sus ancestros.
“Yo puedo vestirme a la moda europea, tener mi cabello lacio y estar muy clara de mis valores afrodescendientes y no permitir que ni negro ni blanco me disminuya por mi imagen personal”, agregó.
Sin embargo, los criterios mayoritarios expusieron las violencias racistas externas que se expresan en medios de comunicación, pero también en centros laborales.
La joven Keily Mayorga preguntó por qué no se puede usar turbantes si se trabaja en tiendas de hoteles y centros comerciales. Cuestionar la escasa presencia de personas negras en esos espacios, de mayor remuneración económica, es central para la cantante y activista Magia López.
“Este es un ejercicio que debemos hacer. A veces, cuando entras a una tienda, la dependiente no es negra y cuando preguntas por maquillaje para nuestra piel te miran sin entender. Pero son ejercicios que debemos hacer para concientizar y sensibilizar a otras personas”, reflexionó López, artista y activista.
La rapera cubana amplió el debate a la ausencia de las personas negras en anuncios de negocios que tienen que ver con servicios de manera general y, en particular, con la imagen, como estudios de fotografía. También se refirió a su escasa presencia en la televisión y su representación, principalmente, como personajes negativos y menores.
“Estos temas siguen siendo tabú, nadie los toca. Te resumen a una figura con una estética, pero no hable ni pienses”, dijo la cosmetóloga Ludmila Poidevinson, quien fuera modelo durante varias décadas.
El primer encuentro con la violencia estética de la Doctora en Ciencias del Derecho Felicita López Sotolongo fue cuando un colega cuestionó sus capacidades y el puesto de trabajo que ocupaba por “lo fea que era”.
La investigadora del Centro de Estudios Psicológicos y Sociológicos e integrante de la Cátedra Mandela, llamó a la acción frente a la intención de borrado, respondiendo con más presencia.
“A veces nos lamentamos porque no nos tienen en cuenta, pero hay que estar; escribamos nuestras historias de vida, porque son historias que no se pueden perder”, dijo.
Estas presiones y discriminaciones alcanzan también a las infancias, que pueden vivirlas en la familia, el círculo de allegados o la escuela.
Yadira Oliva lo sabe bien. “Yo recuerdo, de niña, la frase: ‘tú eres una negra bonita, eres una niña negra de facciones finas’. Las personas creían que te estaban elogiando y, todo lo contrario, es una negación a las facciones afrodescendientes. Por eso creo esencial que las mujeres negras tengamos mucha más visibilidad social”, dijo Oliva.
Cuando los estereotipos racistas, machistas y homofóbicos se intensifican, lo hacen también las violencias y se extienden las fronteras de quienes pueden agredir; el maltrato duele más cuando sucede entonces entre compañeras, amistades y colegas.
Concientizar, formar, conocer y acudir a los programas y leyes que hoy existen, como el Código de las Familias, la Constitución, el Plan para el Adelanto de la Mujer y el Programa nacional contra el racismo y la discriminación racial fueron algunas estrategias planteadas.
Para Diarenis Calderón encontrarse es central. «De esta manera no solo recordamos lo que hemos vivido, también recordamos que estamos vivas y, sobre todo, que no vamos a dejar que ese patriarcado que todos los días se impone un poquito más nos aplaste”, reflexionó la activista queer y feminista.