Vitamina D puede reducir síntomas de enfermedades respiratorias

  • En una conferencia en línea de la Universidad Autónoma del Estado de México, Adriana Pantoja Ibáñez indicó que en fases agudas, la absorción de vitamina D no es nociva para los pacientes COVID-19; sin embargo, debe suministrarse únicamente si las personas no sufren de otras afecciones médicas.   

Toluca, Méx. – 30 de marzo de 2021. Aunque aún no existe un consenso entre la comunidad científica, la suplementación de vitamina D para enfermos de COVID-19 puede contribuir a la reducción de síntomas, pues su eficacia ha sido probada en pacientes con enfermedades respiratorias como el asma, aseguró en la Universidad Autónoma del Estado de México, la nutrióloga Adriana Pantoja Ibáñez.  

    En una conferencia en línea organizada por la Facultad de Química de la UAEM, la ponente indicó que en fases agudas, el consumo de vitamina D no es nociva para los pacientes COVID-19; sin embargo, debe suministrarse únicamente si las personas no sufren de otras afecciones médicas como padecimientos renales, hepáticos, cáncer intestinal, entre otras que impiden sus beneficios.  

    La terapeuta en kinesiología aplicada explicó que la vitamina D puede absorberse a través de la exposición al sol, por lo que se recomienda permanecer entre 5 y 30 minutos, pero también se encuentra en abundancia en el aguacate y champiñones, en pescados azules como el atún, las sardinas y charales, yema de huevo y en alimentos fortificados como cereales y lácteos enteros.  

    En el marco del 50 aniversario de la Facultad de Química de la UAEM, Pantoja Ibáñez señaló que la vitamina D es un coadyuvante para responder a la carga de patógenos en el organismo, pero también, interviene para mantener la calidad de los huesos, es una medida adicional para sobrellevar el síndrome de ovario poliquístico y es recomendable durante la lactancia, a partir del sexto mes.  

    También, dijo, se ha probado su eficacia para fortalecer la salud de los adultos mayores, para los enfermos de diabetes tipo 1 y 2, así como para el tratamiento de la depresión y la esquizofrenia, por lo que la suplementación o fortificación de alimentos con dicha sustancia debe formar parte de la políticas públicas relacionadas con la salud de la población.