CULTURA IMPAR: Vienen campañas, tiempos difíciles para decir verdades
Por José Manuel Rueda Smithers
¿Cómo valorarme cuando sólo he sido una oportunidad
de abuso y un amargo asceta que, con la mísera
luz de un fósforo, he caminado descalzo y sin mayor sueldo
que la satisfacción de abrir la ruta para que transiten otros…?
Poema El Anacoreta, de Juan Carlos Martínez P. (El monje hereje)
“Un anacoreta es una persona que opta por llevar una vida solitaria, alejada de la sociedad, usualmente por motivos religiosos, espirituales o filosóficos. Los anacoretas suelen retirarse a lugares apartados, como ermitas o cuevas, donde buscan la soledad y la contemplación”. Bueno, al menos eso dice el diccionario de lo que significa esta palabra.
Sin embargo, cada vez son más comunes los rechazados, los solitarios, los tachados de locos en la política, que pierden todo tipo de atención al decir sus verdades directamente a los políticos de la actualidad. NO importa de qué nación estemos hablando.
En el contexto político, el término “anacoreta” no se utiliza comúnmente. Sin embargo, podría aplicarse para referirse a políticos que adoptan una postura independiente y distante de los partidos políticos establecidos o de un sistema político convencional.
La Cultura Impar señala que estos personajes podrían optar por trabajar de manera individual, sin afiliarse a un partido político específico, y podrían enfocarse en principios o ideales particulares en lugar de seguir las líneas partidistas tradicionales.
Sí existen, ¿verdad?
“Esos bueyes no votan”, dicen los que saben…
Solo como ejemplo, en Europa, los anacoretas políticos disidentes o rebeldes dentro del sistema, desafían las estructuras establecidas y buscan un “enfoque más auténtico o genuino para abordar los problemas sociales y políticos”. Justo pasó apenas el viernes anterior, al morir en la cárcel el disidente ruso, Alexéi Navalni contrario a Vladimir Putin y que más que un opositor, era considerado un disidente al régimen.
Hace no mucho fue envenenado y logró sobrevivir, al tiempo que sentenció: “no tengan miedo. Porque es el miedo lo que cultiva el régimen de Vladímir Putin, aquello de lo que se alimenta y que lo mantiene en pie”. Esta vez, dicen que murió de causa natural a los 47 años.
Pero hablemos de México. Hace unos 22 años, muchos tacharon al sr. López -ahora habitante de Palacio Nacional- de anacoreta mexicano. Y vea nomás, llegó hasta arriba. Ya después sus desvaríos son punto y aparte, pero le sirvieron para convencer.
Los disidentes modernos también pueden enfrentar desafíos al tratar de influir en el proceso político sin el respaldo o una base de apoyo organizada. Este enfoque puede ser poco común y presentar sus propios retos en términos de efectividad y alcance de su influencia.
La percepción de que quienes son rechazados al expresar su verdad puede surgir de varios factores:
- Incomprensión: Se les ve como extraños. Esto lleva a que se rechacen sus ideas.
- Contracorriente: Los anacoretas a menudo eligen vivir en contra de las normas y convenciones sociales, lo que puede provocar resistencia o rechazo por parte de aquellos que valoran la conformidad y la uniformidad.
- Desafío a las Creencias Establecidas: Al expresar su verdad y sus ideas, desafían las creencias y prácticas establecidas en la sociedad, lo que genera conflicto.
- Radicalidad: Las ideas o enseñanzas son radicales o extremas, y generan incluso hostilidad por parte de quienes se sienten amenazados.
Son rechazados al expresar su verdad por una combinación de incomprensión, resistencia a la diferencia, desafío a las creencias establecidas y el aislamiento voluntario que caracteriza un estilo de vida. Sin embargo, estas percepciones pueden variar dependiendo del contexto cultural y social en el que se encuentren (o choquen) con los políticos.
Empezó el tiempo de campañas, tiempo de intentar convencer.
¿Brincarán muchos anacoretas?