¡Esto no es de fiesta, esto es de protesta!

**¿Qué sentirán en su corazón las madres del gobernador Del Mazo y del magistrado Ricardo Sodi?

Isaac Ocampo García

Miércoles 10 de mayo de 2023. La cita estaba programada para las 11 de la mañana en Las Torres del Bicentenario, en la ciudad de Toluca, Estado de México.

Por si alguien hubiera pensado que por ser 10 de mayo, justo en ese lugar se llevaría a cabo alguna celebración por ser el Día de La Madre. Nada, nada de eso… ¡¡¡Esto no es de fiesta, esto es de protesta!!! Gritaron al unísono todas aquellas mujeres (de todas las edades) que vestidas de negro se presentaban en aquel lugar.

Venían de diversas zonas y/o regiones de la entidad mexiquense. Mujeres en su mayoría (uno que otro masculino) que se reúnen periódicamente para juntas protestar por las injusticias –dicen ellas- que el Estado está cometiendo en contra de sus esposos, hijos o hermanos, hoy presos sin ser culpables de lo que los acusan.

Tomaban el magnavoz para dar a conocer las penas por las que están pasando en esa lucha por querer, por exigir y, quizá hasta por rogar, que dejen libres a sus familiares presos injustamente. Pero por más fuertes que procuraban ser y permanecer en su hablar y su decir, la voz se les quebraba justo en la garganta antes de salir; ganándoles el llanto la partida.

¿Qué sentirán en su corazón las madres del gobernador Del Mazo y del magistrado Ricardo Sodi? -decían con fortaleza aquellas madres, esposas y/o hermanas de los hoy presos inocentes- ¿Sabrán esas madres, lo que sus hijos les están haciendo a nuestros hijos, a nuestros esposos, a nuestros hermanos?

¡Nada, nada tenemos que celebrar! Decían unas y otras, al momento de tomar la palabra por medio del megáfono. A lo sumo eran unas 30, o 40 personas las de aquel movimiento. Pero animosas se aprestaban para salir –en marcha de protesta- hacia el palacio de gobierno del estado.

-No son unos cuantos –repiten y remachan con dureza esas mujeres- son miles los que están presos sin ser culpables, y las autoridades no hacen más que sentenciarlos sin importarles las pruebas de inocencia que les presentamos, todas nos las rechazan. Para pasarla a joder, a algunos de esos presos inocentes ya los enviaron a otros penales lejos de aquí. Por ejemplo, a Nayarit o a Veracruz, a donde nos cuesta buen dinero ir a visitarlos, a ver cómo están; a decirles que no se desanimen, a que sepan que seguimos luchando por ellos, que no cejaremos hasta verlos libres…¡¡