Lo invisible que nos revela la iconoclasia feminista en Toluca

Por: Michelle Gaytán Sánchez

**El Estado nos distrae para no atender el fondo de la situación, nos ignora y borra la memoria. Limpia la evidencia de su incompetencia.

**Pero ni borrando, silenciando o manipulando la información se puede ocultar que el Estado de México es un Estado feminicida.

Lo que pasa después, lo que nadie habla, lo que se empeña en borrar el Estado, lo que los medios de comunicación no muestran en sus fotos. Más allá de la acción del momento y de las formas en las que las mujeres protestan, se encuentra el fondo: un problema que permanece sin solución.

Después de que las encapuchadas hicieran sus pintas y cierre de calles, después de sus gritos y protestas, cuando la circulación volvió a la normalidad, y quitaron las vallas que mantuvieron resguardando el Palacio, y su, recién fundado, jardín y planetario. Cuando los cientos de policías que evitaban que las no más de veinte mujeres, que acompañaban a dos madres en búsqueda de justicia, realizarán intervenciones en los espacios públicos, se retiraron; y la capital mexiquense regresó a la normalidad, los rostros y nombres de las mujeres desaparecidas y asesinadas se enfrentaron cara  a cara  al Estado, pero también, gracias a las intervenciones iconoclastas de las feministas, a la sociedad.

 ¿Cómo poder cuestionar y criticar las formas de accionar de estas mujeres cuando, ni con el recién aprobado presupuesto por la legislatura mexiquense, de 459 millones de pesos, para atender la alerta de género y desapariciones en el estado, se han logrado bajar las cifras, al contrario, la cantidad de mujeres y desaparecidos en el estado va en aumento día con día?

Los medios dirigen nuestra atención en las acciones realizadas por mujeres que han buscado, de todas las maneras, exigir justicia, y lo más importante seguridad, criminalizando sus prácticas; sin cuestionar a fondo las formas  en las que funcionan -o no- los aparatos e instituciones de gobierno diseñados para combatir la problemática; En 2021 el Estado de México tuvo el mayor número de feminicidios del país, colocando a Toluca como una de las ciudades más peligrosas para las mujeres. Las feministas, y la sociedad en general, tienen razones de sobra para estar molestas.

A quien le debemos cuestionar las formas es al Gobierno del Estado de México que claramente no ha podido resolver el grave problema que vivimos como sociedad mexiquense.

Mientras la intervención feminista permanezca, las mujeres y hombres que pasen por ahí mirarán de frente los rostros y nombres de algunas de las muchas mujeres por las que seguimos esperando justicia. Tan solo en 2021 fueron 132 las mujeres víctimas de feminicidios, únicamente en el Edomex, que se suman a las cifras de los muchos más casos acumulados en expedientes llenos de oficios, provenientes de cansados procesos, trámites y reuniones interminables, que pareciera que únicamente buscan ganar tiempo hasta cansar. Las personas que se encuentran en la búsqueda de verdad y justicia, por los casos de sus mujeres asesinadas o familiares desaparecidos, así como aquellas que se acercan a las instituciones buscando contención y resguardo ante sus situaciones particulares de violencia de género, se enfrentan a la burocracia de instituciones que claramente no están funcionando a favor de las víctimas y mucho menos las protegen. La sociedad, al igual que las feministas, se cansa de tanta simulación, de que nunca pase nada y de que la justicia y la ley solo aplique para unos pocos.

El Estado nos distrae para no atender el fondo de la situación, nos ignora y borra la memoria. Limpia la evidencia de su incompetencia, eliminando hasta el último rastro de las intervenciones artísticas e iconoclastas feministas que se realizan en los espacios públicos, persigue e intimida a las mujeres que luchan por obtener la verdad y justicia que sus muertas y desaparecidas merecen, manipula la información y los medios para generar una opinión pública, basada en una visión reducida de realidad, dirigida a conveniencia. Pero ni borrando, silenciando o manipulando la información se puede ocultar que el Estado de México es un Estado feminicida.

Después del morbo del momento, la acción feminista realizada en el espacio público, reveló lo que estaba oculto.Gracias a la intervención, las mujeres que nos faltan se enfrentan cara a cara también con la sociedad; la obliga a confrontarse con una realidad que ha sido incapaz de reconocer, que han querido invisibilizar pero que hoy se le revela llamando fuerte la atención. ¿Si no es cara a cara, de qué otra forma podremos encontrarnos con la realidad de un problema que continúa?