De mujeres, pactos y legalidades inexistentes

Por: Darío Villaseñor / Rebelión 

La acusación de violador, no probada aún y no porque necesariamente sea inocente, al señor Salgado Macedonio, posible próximo gobernador del Estado de Guerrero, la respuesta ruda de El Líder a las exigencias, tampoco probadas por cierto, de que deje de encubrir al anterior, y la sensación que tienen amplios colectivos de feministas de que el régimen de sometimiento contra las mujeres sigue y seguirá dominando el discurso político y social mexicano a pesar de sus intentos y deseos por hacer de esta sociedad del violento matriarcado machista algo menos peligroso para las mujeres, vuelve a poner en evidencia, y es posible que sin que ninguno de todos los anteriores lo deseara, que en este país la legalidad sigue siendo una prostituta vendida al mejor postor económico, político y social y que la democracia burguesa sigue siendo, como decía el clásico, aquella línea del horizonte que se aleja de nosotros conforme nos acercamos a ella, al menos que alguien quiera seguir creyendo que puede existir esta cuando lo anterior simplemente no está operativo, al menos no para la mayoría de la población, sobre todo para las mujeres que saben muy bien que en caso de agresión y muerte, simplemente están solas salvo el apoyo de sus pares, su familia y quienes se preocupan y ocupan de terminar todas estas salvajadas en su contra, salvajadas llevadas a cabo sobre todo por quienes en algún momento querían estar con ellas, por la razón que fuera.

Como en el caso de la francesa de infausta memoria, si Salgado Macedonio es culpable, o no, de las cinco violaciones por las que se le acusa, al parecer es algo que ya no sabremos porque el manoseo, la negligencia, el desaseo operativo con el que las autoridades se han manejado “en la investigación” simplemente indica que el hombre, el poder, las influencias económicas y el machismo derivado que se apoya en todo lo anterior han prevalecido sobre el derecho de las presuntas mujeres víctimas para obtener una cosa que se pueda considerar justicia aceptable dentro de lo que el capitalismo dependiente mexicano: “Ignoro si el Senador Salgado Macedonio es culpable de violación sexual, pero sus víctimas lo sostienen y eso es suficiente para darles voz, escucharlas y tener comprensión, compasión y empatía por sus testimonios. El hecho mismo de que este caso haya sido evidenciado en un momento político no debería sorprender a nadie, y ni dudo que haya resultado un manjar delicioso para la oposición política contra él y su partido Morena, pero ahí no puede quedarse el centro del debate porque en realidad, si estas acusaciones se volvieron un boomerang político, lo son porque la justicia no funcionó (como en la mayoría de los casos), y al no hacerlo, lo único que se ha permitido es una impunidad hasta envalentonada, bravucona y desafiante”, nos dice la Dra. Leticia Calderón C.[1]

Sin embargo, tenemos un pequeño problema: la impunidad solo es cierta si la legalidad ya fue dictaminada y el impune, gracias a lo que sea necesario, logra evadir el castigo que se le dictó. O es esto o entonces todos los hombres que supuestamente cometen algún delito contra las mujeres son bravucones y desafiantes, y si esto tiene algo de verdad es simplemente porque un sistema legal, ligado a una forma capitalista de producción, necesita que esos bravucones sigan existiendo tanto como que las mujeres sigan sin derechos: la plusvalía mexicana tiene su orden, y este no puede ser obviado ni por el derecho de las víctimas, ni por ineficientes alertas de género (¿recuerdan cuando las cámaras empresariales de Puebla se quejaron de que las alertas de género “podría frenar la llegada de turistas y el desarrollo económico de Puebla”?[2]), ni por lo que sea que dañe el orden, ¿acaso no lo estamos viendo en la actual pandemia y en la forma que los Dueños hacen todo por buscar a como de lugar un pasaporte inmunológico, ya sea con el cubrebocas, ya sea con las vacunas? ¿Por qué creen las mujeres que importan más que ellos?

Si bien toda persona tiene un principio de inocencia que lo ampara, el hecho mismo de que los jueces no hayan dado una sentencia a cada una de las denuncias lo que muestra es la complicidad con el agresor y en su caso, el ejercicio de la violencia ya no solo personal, sino de manera estructural. El sistema de justicia al servicio del violador, los jueces avalando el acto de sometimiento al no proceder como es su obligación. Incluso, en un remoto caso de que el mencionado Senador fuera inocente de lo que se le acusa, el hecho mismo de que no haya sentencia lo que muestra es una complicidad inequívoca que no debe desviar la atención sobre lo más relevante: La violación sexual no solo es un acto físico sino un proceso de dominación sobre los cuerpos de quienes son ultrajados, avalado en la inmensa mayoría de los casos por el sistema de justicia en su conjunto”.

Sin embargo, creemos que la justicia (que en el discurso de la Dra. Calderón es más bien el sistema de administración de la legalidad burguesa) no avala nada, es más bien el instrumento en el cual una forma de vida derivada por el capitalismo dependiente mexicano, tal como lo expusimos líneas arriba, aunque todo esto se quiera cubrir con derivaciones foucaultianas, decide que las responsabilidades no se deriven de actos por lo demás perfectamente regulados, ya que el sistema judicial burgués está más al servicio del capital que de los violadores (aunque sean estos los beneficiarios evidentes) y si no hace lo que teóricamente tiene que hacer es simple y llanamente porque la clase dominante tiene el sistema judicial que necesita[3].

Sobre todo lo anterior es posible considerar que el famoso “pacto” que se dice que existe entre los hombres tome una nueva derivación: la impunidad machista es el coste necesario, uno de varios, para la sobrevivencia del capitalismo dependiente mexicano, importando poco si es en la versión neoliberal dura o en la nueva versión que busca en el equilibrio de la cuerda sostener las riquezas del períodomientras desea encontrar cómo hacer menos dura la situación de los esclavos, todo esto mientras el circo electoral se mantiene con un INE al que ya casi nadie le cree pero que nadie se atreve a destruir: “Lo más probable es que el pacto de impunidad machista resistirá los embates de las mujeres y sin duda que Félix Salgado Macedonio será candidato y casi seguro Gobernador de Guerrero. En todo caso el impacto electoral para Morena podría no ser en ese estado sino en las zonas urbanas, como la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, pero para ello sería necesario una oposición que fuera capaz de articular y atraer a este voto femenino desencantado, encabritado, con las posturas del Presidente [4] en materia de género. Tristemente del otro lado no hay nada …“ “El “pacto machista” va más allá de López Obrador y Morena. La coalición PAN-PRI-PRD está apostando en sus candidaturas por viejos liderazgos tan o más machistas que López Obrador o por esposas de políticos y mujeres de la farándula“famosas” como candidatas. Movimiento Ciudadano tiene en Samuel García, candidato a Gobernador en Nuevo León, su propia declaración de principios sobre el machismo millennial y en el Alcalde acosador de Tototlán, Jalisco, Sergio Quezada, una muestra de su falta de sensibilidad y capacidad para atender el reclamo del movimiento de mujeres”[5].

El Líder, presidente de este país, no puede romper pacto alguno con Félix Salgado Macedonio como no puede hacerlo con algún otro que se encuentre involucrado en la actual salvación del capitalismo dependiente y depredador mexicano, hombres y mujeres que al defender tanto esta forma de participación política como de producción y distribución tienen un pacto en el que las mujeres que no pertenecen a estas elites simple y sencillamente seguirán enfrentando este valemadrismo judicial, como todos los que no pertenecemos a esas elites lo enfrentamos en otras situaciones, al menos hasta que suceda que el capitalismo de alguna forma acepte o busque cambiar esa situación. Mientras, los feminicidios seguirán y las mujeres y hombres que no queremos nada de esto seguiremos solos. Hasta que decidamos ya no estarlo.

Notas:

1 Leticia Calderón C. La impunidad como principio. https://www.sinembargo.mx/19-02-2021/3940663

https://soloquienlovive.com/actualidad/se-oponen-empresarios-a-implementar-alertadegenero-en-puebla/, https://www.elsoldepuebla.com.mx/local/la-alerta-de-genero-frenaria-desarrollo-economico-de-puebla-coparmex-866951.html

3 Y no es por incapacidad. La autora de Los demonios del Edén, Lydia Cacho, en entrevistas ha dejado claro que ella simplemente no podría haber realizado su trabajo si no fuera por la ayuda de agentes, ministerios y jueces que a pesar de las amenazas lo mismo le ayudaron a terminar su trabajo como proteger sus informantes, menores de edad. Sobra decir que toda esa gente estaba más expuesta que la escritora. Esto por cierto también puede ayudar a entender por qué el gobierno federal usa las fuerzas armadas para tareas de seguridad civil: no creen en la viabilidad de lo que está “operando” ya que, por ejemplo, las diversas corporaciones policiacas de los estados del país operan al servicio de las autoridades locales tanto estatales como municipales, lo que en general equivale a decir que están al servicio de la delincuencia como la que opera el narcotráfico. Quienes critican la evidente militarización de la vida civil y critican la violencia al que las mujeres están sometidas, entre otras violencias, evitan realizar una pregunta que consideramos fundamental: ¿por qué en todos estos años no se ha tenido una policía civil verdaderamente eficiente? Creemos que la respuesta es simplemente porque la clase dominante nunca lo deseo. Una policía civil eficiente significa en cierta forma una policía independiente que pudiera a veces volverse en su contra, algo simplemente intolerable. Quizás por todo lo anterior se dio prioridad a la policía política ya que lo más importante fue el control social, por encima de cualquier otra consideración. Si todo esto tiene algo de certeza, es posible que más que Estados de una nación, tengamos feudos.

4 A estas alturas es claro que el nacionalismo económico mexicano así como la visión moral y política del presidente López Obrador simplemente no tiene que ver algo con la izquierda, y no hay necesidad de rasgarse las venas por esto. El Líder mismo una y otra vez lo ha dejado claro, y como buen político, no ha dudado en usar las ideas y personajes de la izquierda comunista latinoamerica si esto ayuda a sus propósitos, como lo sucedido en Iguala, Guerrero, por las celebraciones del fin de la independencia mexicana y frente a su invitado argentino. Para ver un análisis claro y equilibrado de esto: Jenny Acosta. AMLO no es comunistahttps://cemees.org/2020/06/22/amlo-no-es-comunista/.

5 Diego Petersen F. #YaChole y el pacto. https://www.sinembargo.mx/19-02-2021/3940657.

www.rebelion.org