Participación ciudadana, pieza clave en la democracia

Por: Alejandra M. GaySan

**Mientras esta clase de políticos se alía “por México”, -porque cada vez es más difícil engañar a la gente-, con tal de ganar espacios en los puestos de representación, sin importar en lo más mínimo su línea política e ideología, en una unión histórica del poder por el poder.

La base de la democracia es la voz popular, es la participación activa de los ciudadanos, estar bien informados e involucrarse en los procesos y decisiones. Pero también que los representantes realmente trabajen a favor de los intereses comunes, que escuchen y atiendan las peticiones de su comunidad, y abran constantemente canales de participación y comunicación para dar voz al pueblo, hacer de las consultas ciudadanas una práctica continua, necesaria para consolidar las políticas públicas y cada una de las propuestas, iniciativas y decisiones que se tomen.

Tantos años de malas prácticas políticas y asistencialismos han generado en la mayoría de la población, una desconfianza a la clase política, pero más importante, una apatía hacia la participación e información de las decisiones que nuestros representantes políticos toman.

Cuando la democracia falla no son los partidos, ni los políticos los que pierden, cuando falla en su esencia, cuando la mayoría de la población pierde el deseo de participar en las decisiones políticas de nuestro país, los que perdemos somos los ciudadanos.  

Porque, sí hay diferencias entre los gobiernos y partidos. Si los métodos para obtener el poder son distintos, también lo será la manera de gobernar. 

Las diferencias importan, porque mientras un grupo de políticos ha demostrado, con sus gobiernos anteriores, que buscan las maneras de mantenerse en el poder para continuar con sus malas prácticas, extractivismo y corrupción, aprueban iniciativas de ley que sólo benefician intereses particulares, saquean el país sínicamente, controlan y manipulan la opinión pública a través de los medios de comunicación masiva, compran a la gente con productos de mala calidad y engañan con promesas y discursos vacíos, generando la falsa idea de que son ellos los que mueven los hilos del país y que cualquiera que no esté de acuerdo sufrirá las consecuencias, como si se tratara de intocables con un poder por encima del pueblo; otros, buscan una transformación de la política a través de la participación ciudadana, informada y consciente. 

Mientras esta clase de políticos se alía “por México”, -porque cada vez es más difícil engañar a la gente-, con tal de ganar espacios en los puestos de representación, sin importar en lo más mínimo su línea política e ideología, en una unión histórica del poder por el poder; Sin consultas de ningún tipo, pues en la dictadura perfecta no hace falta pedir la opinión de nadie; la otra clase reduce su sueldo y cambian las formas en las que se venía haciendo política, donde los representantes sirvan al pueblo, lo escuchen y obedezcan. 

Los cambios estructurales toman tiempo, pero comenzar con ejercicios de participación ciudadana, es un buen paso; por primera vez, un gobierno se toma la molestia de consultar, cuando en los gobiernos pasados opinar o manifestarse era sinónimo de represión brutal.

Las decisiones que toma un gobierno deben ser consultadas con sus ciudadanos. No puede darnos igual porque no es lo mismo.