“Worth”, drama político económico fílmico sobre los fondos del 11/S

SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS

Félix Morriña

“¿Cuánto vale la vida?”

Se han puesto a pensar ¿cuánto vale la vida? Más allá de cuánto valor psico emocional puede tener una persona por otra en términos interpersonales, en materia social, económica y cultural, la cotización por la vida de alguien, siempre resultará polémico, doloroso, injusto, incongruente, anti ético, despreciable e inverosímil para millones de seres humanos en el orbe.

“¿Cuánto tienes?, ¿cuánto vales?”, decían mis abuelas de ambas partes por separado. Incluso, dejaban fuera la pregunta y afirmaban categóricamente: “¡cuanto tienes, cuanto vales!”. Cuando infante esas expresiones te marcan de por vida y te enseñan lo dura que es la existencia, porque te enseñan a valorar cada cosa que uno tiene y logra en el camino; luego entonces, cuando uno crece en México, sabe cuan despreciable es enterarse de las injusticias por amigos que perdieron una parte de su cuerpo en horas de esclavizado trabajo y terminaron sus vidas como trapos viejos usados, como desperdicio, sin valor alguno, ni familiar, ni social.

Como humano no tiene precio la vida, pero como ente social, todo depende de cuánto ganas, cuánto pagas de impuestos, ¡vamos!, qué estado financiero y nivel de productividad tienes en una economía, para que de ahí se haga una valoración y cotización de tu existencia, que hacen las autoridades gubernamentales, en este caso del filme “Worth”, el Congreso estadounidense, para mejorar el Fondo de Compensación de Víctimas del atentado en las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, el martes 11 de septiembre del 2001, adjudicados al grupo islámico Al-Qaeda de Osama bin Laden, en suicidas ataques terroristas aéreos.

El filme estadounidense “Worth” del año 2020, recién estrenada en la plataforma de Netflix, con motivo del 20 aniversario luctuoso del ataque terrorista, a efectuarse el próximo sábado 11 de septiembre, tiene una duración de casi dos horas (118 minutos), dirigida por Sara Colangelo, con guión de Max Borenstein, con fotografía de Pepe Ávila del Pino y música de Nico Muhly.

La película está sustentado en el libro de Kenneth Feinberg (caracterizado por un convincente Michael Keaton, en un papel que le exigió un perfil muy diferente a sus anteriores espectaculares y taquilleras actuaciones), “What Is Life Worth?: The Unprecedent Effort to Compensate the Victims of 9/11” del 2005.

Feinberg, de 75 años, escribió otro libro en el 2012, “Who Gets What: Fair Compensation after Tragedy and Financial Upheaval”. Actualmente, según informes de la periodista Abigail Covington de Esquire, Kenneth Feinberg “ha comenzado, a raíz del Covid-19, a presionar para la creación de una oficina nacional de duelo, diciendo a Scott Simon de NRP que ‘hace mucho tiempo la política nacional debe tener en cuenta el impacto adverso a largo plazo de la tragedia, tanto individual como colectiva’”.

Navegar por mares cargados de sufridas tormentas, incluso maremotos, con personas llenas de compasión y gran capacidad de empatía, terminan por hacer mella en tu ser, pese a ser pragmático y de proceder estratégico científico, como un abogado, periodista u hombre de ciencias sociales, tal y como le pasa al final a Feinberg en la historia contada en “Worth”, titulada en español como “¿Cuánto cuesta la vida?”, el cual terminó por gustarme para hacer múltiples juegos cognoscitivos filosóficos.

Para Feinberg, que todo lo ve, al menos en la película en ese difícil momento histórico, en números, en montos económicos para resolver las secuelas de un desastre del tamaño del 9/11 y evitar a toda costa que hubiera demandas masivas contra las aerolíneas involucradas, había que cuidar que no se cayera por completo la economía; la mirada de Charles Wolf (personificado por un plausible Stanley Tucci), un viudo, practicante y conocedor de la ópera, ex vendedor de Amway, cuya esposa Katherine murió a los 40 años en los atentados del 9/11, es exactamente la contraparte de Feinberg, y eso hace atractiva la película, porque se centra en las negociaciones, en la mediación, para resolver un conflicto de intereses comunes para un bien mayor, sin importar que las partes que integran las negociaciones no estén por completo de acuerdo.

Pese a que las vidas de los que murieron en los cuatro atentados terroristas del 11/S (9/11 en inglés. Ambas son aceptadas), hayan terminado igual, no todos valen lo mismo para el sistema, máxime para una nación como la estadounidense. El lema de Feinberg en el filme es: “El objetivo no es ser justo, sino terminar y continuar. Resolver para seguir. No es lo justo, sino lo que se debe hacer”, sin importar que el dinero no compense la ausencia del ser querido, del ser amado, y en ese sentido, a veces, no hay nada qué decir.

Los números son manipulables, los humanos no. ¡No somos una estadística, nuestros muertos menos!, se repiten en la película los deudos de la catástrofe que movió al mundo. Ese día, ese inolvidable martes, estuve pegado al televisor, a las noticias, ya sea en el Bar 2 de Abril de Metepec bebiendo cantidades exorbitantes de Garañona, luego en casa, después en el laburo, posteriormente en el baño, y no me hallaba para nada, no encontraba mi eje cartesiano, mi propio eje racional-emocional, ni el mundo entero tampoco lo sabía, o al menos, eso nos hicieron creer todos los involucrados, antes de desatar una guerra sinigual en pleno Siglo XXI.

En general, “Worth” nos enseña, entre tantas cosas, que no se debe dejar de lado el ojo clínico y la razón pragmática para resolver cualquier tipo de conflictos (internos, personales y sociales), sin dejar de ser empáticos, emocionales y espirituales con la situación. Buscar el equilibrio en toda negociación, es vital para en verdad continuar adelante.

Recuerde: ¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!

Trailer de “Worth”:

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